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El Día de Muertos mexicano y sus ofrendas. |
Creditos: Prensa Internacional 31 de Octubre de 2007 |
México, D.F., 31 de octubre. El Día de Muertos es una celebración mexicana en la que se honra los días 1 y 2 de noviembre a los seres queridos fallecidos, que coincide con las celebraciones católicas del Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos. Dentro de esta tradición, montar ofrendas con veladoras, flores de cempazuchitl y comida para los muertos, representa parte importante del rito, ya que se creé que estos regresan del inframundo para degustar las viandas que se les ofrecen. Las ofrendas mortuorias tienen origen en las culturas prehispánicas. Se sabe que una ofrenda similar a la que actualmente se monta el Día de Muertos era ofrecida por los antiguos mexicanos a la diosa Cihuapipiltin, protectora de las mujeres que morían en el primer parto, ya que se creía que el alma de las fallidas madres rondaba por el aire causando enfermedades a los niños, por lo que se les ofrecían regalos en el templo de la diosa, o en las encrucijadas de los caminos, para evitar que influyeran negativamente en la vida del pueblo. Las ofrendas prehispánicas comunes incluían panes de diversas formas hechos a base de amaranto, ya que se creía que dicho alimento resultaba benéfico para los difuntos. Fray Diego de Durán ─ misionero dominico radicado en la Nueva España que documentó las tradiciones indígenas entre 1537 y 1588 ─ narró respecto a la ofrenda de Huitzilopochtli que la gente comía únicamente una mezcla de amaranto y miel, llamada “Tzoalli”, durante la celebración, y que con esa misma mezcla esculpían un gran ídolo, a imagen del Dios, para adorarlo y brindarle ofrendas. En la actualidad, persiste la costumbre de elaborar calaveras de amaranto con miel para depositarlas en las ofrendas y darlas de comer a los niños. Asimismo, la actual tradición de elaborar Pan de Muerto, podría equipararse con la preparación del "Huitlatamalli", que era una especie de tamal, o con el "Papalotlaxcalli" o pan de mariposa, el cual era horneado exclusivamente para esta ceremonia y, al parecer, era similar a una tortilla a la que se le imprimía la forma de una mariposa mientras la masa estaba cruda para, una vez cocida, poder pintarla coloridamente. El actual Pan de Muero está elaborado a base de harina y anís, es redondo u ovalado, se adorna con pequeños “huesitos” formados con la misma masa, y es espolvoreado con azúcar. La costumbre montar Ofrendas de Muerto sigue vigente en México, aún cuando su popularidad ha disminuido entre las nuevas generaciones. En la actualidad, las grandes panaderías son las encargadas de hornear los Panes de Muerto, con lo que colaboran a conservar la tradición e incrementan sus ventas de temporada. (Información de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas). |
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