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Ahora espero escribir un libro por año: Elena Poniatowska

El Discurso
Viernes, 18 de Mayo de 2012

De sus primeras experiencias como reportera, recuerda sobre todo las órdenes para entrevistar a los artistas. Foto: PI/Dan López       ver galería

Este 19 de mayo la escritora Elena Poniatowska celebra 80 años de vida y revela aquellas imágenes que siguen llegando a su memoria con nitidez y que a menudo se centran en la figura de su madre Paula Amor, de quien confiesa, es lo que más extraña en la vida.

“Con ella y mi hermana Kitzya, llegué en un barco que trajo muchos refugiados, se llamaba el Marqués de Comillas. La Ciudad de México resultó maravillosa, era así de chaparrita, no había edificios altísimos. Eran todos de tezontle rojo y hasta parecían del color de la sangre seca, muy bellos”.

La escritora, cuyo nombre completo es Hèlene Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor, recuerda que solía ir mucho a la iglesia con su familia y que rezaba mucho por su papá, quien había muerto en la guerra y quien se convirtió para ella en una figura simbólica.

“Poco después estudié en el Liceo Franco Mexicano y a mí me gustó muchísimo, pero después estudié en un convento de monjas, donde lo que me enseñaron aparte de todo, fue a lavar trastes”.

Sin embargo, su deseo de aprender nunca cesó y Poniatowska recuerda que ante todo deseaba ser una universitaria.

“Yo intenté llegar a la universidad a estudiar literatura, lenguas y todo lo que me gustaba, pero me dijeron que lo que había estudiado en la escuela de monjas no me servía y que tenía que estudiar la secundaria”.

Y agregó: “Al poco tiempo me olvidé de los estudios, porque empecé a hacer mucho periodismo, me integré demasiado a él y me faltó carácter para lograr mis propósitos de estudiar una carrera universitaria, por eso admiro muchísimo a todos los que sí la han logrado hacer”.

Años después, confesó, su andar por las redacciones de los periódicos fue por casualidad. “Porque yo nunca decidí ser periodista, eso me vino del cielo, porque cuando yo aparecí en un diario como Novedades, entonces era una niña de escasos 17 años.

Recordó que el jefe de redacción la miró como si estuviera chiflada. “Lo que hizo fue recordarme a mi tía, Pita Amor, que estaba loca. Es sobrina de Pita, que está loquísima, decía”.

De sus primeras experiencias como reportera, recuerda sobre todo las órdenes para entrevistar a los artistas de la época.

“Diego Rivera era lindísimo conmigo y a la primera entrevista que le hice me acompañó mi mamá, porque él había pintado a la tía Pita desnuda y entonces mi mamá fue como para protegerme, y es que yo no sabía nada, venía del convento de monjas y por eso se me ocurría preguntarle a Diego Rivera si sus dientes eran de leche, pues se veían chiquitos para una persona tan grandota y forzuda. Son chiquitos, me contestó, pero con ellos me como a las güeritas preguntonas”.

A partir de entonces, recordó Elena Poniatowska, comenzó a cobrar cierta fama en el medio, “todos empezaron a decir cuando me veían llegar: ¿y ahora qué me irá a preguntar esa niña?

Sobre los personajes mexicanos que inspiraron algunos de sus libros, la escritora habla sobre todo de Jesusa Palancares, a quien recuerda como una mujer extraordinaria.

“Ella vivía muy pobremente y yo la iba a buscar para que me platicara su vida. Ella me decía con mucha razón que no tenía porqué platicarle cosas a una catrina apretada como yo, a una rota”.

Sobre el movimiento del 68, lo vivió junto con su marido Guillermo Haro, con el que tuvo tres hijos y ahora disfrutan de ocho nietos. “El me contaba muchas cosas porque se la vivía en la universidad, donde constantemente los estudiantes gritaban: La universidad territorio libre de América”.

Rememoró que en los ratos en los que no estaba siguiendo el movimiento estudiantil, acompañaba a Guillermo Haro, quien estaba en el observatorio astronómico de Tonantzintla, y él le preguntaba: Oye Elena, ¿qué estás haciendo?

“Yo le contestaba: ¡rezando!, y él me decía ¡Tonta¡ ¿a eso te traje? Pero siempre que iba rezaba, pues yo consideraba que aquella oportunidad de mirar el cielo de una manera tan diferente y profunda debería ser aprovechada para rezar”.

Pero a la par de esas noches, la escritora recuerda que el Movimiento del 68 se convirtió para ella en un ejemplo de lo que podía lograr la juventud unida.

“Poco después del 2 de octubre comencé a ir al Lecumberri a entrevistar estudiantes presos y como me hablaban rápido, yo trataba de aprenderme de memoria lo que me decían para escribirlo a la carrera antes de que se me olvidara”.

Y agregó: “De ese movimiento de los sesenta algo bueno salió, la juventud de hoy tiene más libertades por los jóvenes de ayer. Por ello es necesario tomar en cuenta siempre a las nuevas generaciones en cualquier proceso de transformación del país. Yo, por lo pronto, tengo mucho que decir todavía, ahora que cumplo los ochenta, espero hacer un libro por año hasta llegar a los 90”, concluyó Elena Poniatowska.

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