Gabriel García Márquez en el Museo de Antropología

El Discurso
Domingo, 14 de Octubre de 2012

Escritor Gabriel García Márquez galardonado en Museo Antropología. Foto Octavio Nava

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Al cierre del Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2, la obra del autor colombiano fue motivo de diálogo entre periodistas latinoamericanos

El coloquio fue organizado por el Conaculta y la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano

La obra de Gabriel García Márquez nos representa, nos describe como latinoamericanos, y cada uno de nosotros nos reconocemos en sus textos, cuyos cimientos siempre parten de la crónica, coincidieron periodistas de Nicaragua, Puerto Rico, Venezuela y Estados Unidos, al participar en la clausura del Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2, la noche de este 12 de octubre en el Museo Nacional de Antropología.

En la última mesa de este ciclo de actividades, organizadas por el Conaculta y la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, estuvieron presentes Sergio Ramírez, de Nicaragua; Héctor Feliciano, de Puerto Rico; Sergio Dahbar, de Venezuela y Jon Lee Anderson, de los Estados Unidos, bajo la moderación de Jaime Abello, director del encuentro.

Sobre el recorrido periodístico de Gabriel García Márquez que lo llevo a tener numerosas metamorfosis como columnista, reportero, cronista y corresponsal, para medios como El Espectador, de Bogotá, Jaime Abello recordó que durante algún tiempo, Márquez fue colaborador en México de diversas revistas, pero sin firmar sus reportajes, pues como extranjero no se le permitía.

“Además de periodista de dedicación plena, ha sido también un formador de periodistas, convencido de que los talleres son la mejor manera de forjar profesionales, es decir, con la práctica, que permite llegar a ese punto donde este oficio se funde con la literatura”.

Héctor Feliciano, destacó la calidad que Márquez imprimía siempre en cada texto, donde el lector encuentra todo un caudal de riqueza, siempre conjugando el periodismo y la literatura, de lo que describió como un laboratorio personal.

“El desarrollo una gran crónica con Cien años de soledad, él utiliza una especie de vivero lleno de riqueza y de semillas que florecen hacia la literatura”.
Mencionó que cuando García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura, el mismo comité reconoció el valor del periodismo en su literatura, quedando para siempre marcados para sus lectores esta referencia en sus textos.

Por su parte, Jon Lee Anderson recordó sus primeros encuentros con García Márquez, quien entendía a profundidad las necesidades del oficio periodístico, confesando que durante los talleres que se han realizado gracias a su fundación, le recordaron el espíritu que ha seguido el escritor colombiano.
“En los talleres en los que he participado, me ha conmovido cómo ese espíritu sigue intacto, mostrando cómo el legado de este autor sigue vigente en todos los ámbitos. Sin duda estas reuniones son un patrimonio que nos ha heredado a todos para resaltar ese oficio divino de la crónica”.

Sergio Ramírez, recordó cuando en los conflictos políticos de Nicaragua, García Márquez fue el intermediario para decirle al presidente Carlos Andrés Pérez que había más de mil rebeldes listos para levantarse en armas, cuando en realidad no había ni ochenta.
“Su vinculación con Nicaragua fue muy profunda, sobre todo a través del periodismo, donde es famosa su crónica sobre el asalto al Palacio Nacional, creo que cuando él escribe un reportaje se coloca estilísticamente en el papel de periodista para irse a la prosa directa y efectiva para narrar los hechos, sin esas elipsis o exageraciones que están presentes en sus novelas”.

Recordó que cuando uno abre el libro Historia de un secuestro, de inmediato se presenta la información directa, sin el olor de la mentira, dejando de manifiesto la capacidad de Márquez para lograr un rigor absoluto en la información.

Sergio Dahbar rememoró su acercamiento a la Fundación Gabriel García Márquez, y cómo el escritor colombiano se sumaba a las causas de los participantes, dejando clara la necesidad de hacer evolucionar al periodismo latinoamericano.

“Ese laboratorio en el que compartíamos con él talleres era sumamente inspirador, porque a menudo los editores se daban cuenta de cómo sus medios habían caído en una rutina y que necesitaban urgentemente descubrir donde se había extraviado el oficio”.

Y agregó: “Como periodista venezolano uno se encuentra con el mito de García Márquez en nuestra tierra, yo me encontré el mío cuando supe que el escritor solía perseguir a las periodistas con piernas bonitas en las redacciones. En realidad él fue una inspiración en tiempos álgidos para mi país, estando en los momentos precisos cuando se comenzó a crear una revolución contra la bota militar, los registros que hay en la revista Momento, reporteadas por él, son un ejemplo del periodismo libre”.