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Localizan Altar Olmeca en Chacaltzingo antigüedad de 2,500 años

El discurso.
Martes, 29 de Mayo de 2012

El monumento precolombino, de 50 cm de ancho por 40 de altura. Foto Meliton Tapia       ver galería

Un nuevo altar prehispánico y una estela salieron a la luz en el sitio arqueológico de Chalcatzingo, en Morelos, durante los trabajos de exploración que realizan investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), cuya antigüedad se ha calculado en alrededor de 2,500 años, periodo asociado con la cultura olmeca.

El altar es de forma rectangular con grabados de patrones comunes en otros monumentos detectados en el lugar (como los denominados 1, 9, 13 y 36), con símbolos abstractos de elementos relacionados con la lluvia. El monumento precolombino, de 50 cm de ancho por 40 de altura, se estima fue creado entre 800 y 500 a.C.

A unos metros de dicho altar, los arqueólogos del Centro INAH-Morelos también hallaron una estela en proceso de grabado, es decir, que sus creadores no terminaron de cincelar, cuyas dimensiones aproximadas son de 1.70 metros de altura por 60 cm de ancho. Se calcula que podría tener la misma antigüedad que el otro monumento descubierto.

Hace menos de un año, en este sitio prehispánico fueron hallados un altar de forma cilíndrica y un relieve con la representación de tres felinos, que también se ha calculado datan de alrededor de 2,500 años.

La arqueóloga Carolina Meza Rodríguez informó que las piezas monolíticas recién descubiertas se encontraron en el área monumental de Chalcatzingo, en la plataforma denominada PC4, durante la excavación de un conjunto residencial detectado en esta área, que por sus características corresponde al periodo Clásico Tardío (700 a 900 d.C.).

De acuerdo con la investigadora, la diferencia de temporalidad del altar y la estela con la del área donde se descubrieron, indica que hubo una reutilización arquitectónica y desuso de este tipo de elementos que, si bien fueron importantes para el periodo Preclásico, para el Clásico Tardío fueron sepultados dentro de los edificios, como una manera de desacralizar el valor ritual que tuvieron durante la etapa cultural anterior.

Con el hallazgo de este par de monumentos, suman ya 44 los descubiertos en la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, entre relieves, altares y estelas, considerados los más antiguos del Altiplano Central y los únicos del Preclásico Medio (800-300 a.C.) en la región.

Asimismo, en otro punto de estudio, donde se realizan exploraciones arqueológicas para la conservación de las escalinatas del lado poniente de la Estructura 2 (un altar-adoratorio), los arqueólogos del INAH también descubrieron una cista con un entierro múltiple, acompañado de una ofrenda compuesta por seis vasijas de cerámica.

Carolina Meza abundó que en el interior de la cista, elaborada en mampostería con paredes planas y cubierta con lajas de piedras de mayor dimensión, se encontraron los restos de dos individuos, cuyo contexto indica que originalmente fueron sepultados en otro lugar y luego de un tiempo se trasladaron al altar-adoratorio. Esta práctica antigua respondía a la creencia de que las construcciones tenían vida, y por ello se les realizaban ofrendas.

Los huesos humanos estaban acompañados de seis vasijas que “seguramente contuvieron elementos orgánicos que ya no se pueden ver. Es necesario restaurarlas para poder identificar de qué tipo de cerámica se trata, y con ello fechar la ofrenda y determinar su filiación cultural”, comentó la arqueóloga.

Sin embargo, adelantó, por el tipo de arquitectura del área donde se encontraron, podrían corresponder al periodo Posclásico Temprano, que va de 1200 a 1300 d.C.

Por otra parte, en un tercer punto de excavación se localizó otra ofrenda, integrada por núcleos de obsidiana; se ubicó en el interior de una unidad residencial de la época temprana del periodo en que habitaron los olmecas, de manera que, tentativamente, la antigüedad de la oblación se calcula entre 800 y 500 a.C.

Meza Rodríguez detalló que se encontró a 300 metros del área ceremonial del sitio, que desde 2010 es excavada. “En los últimos diez años no se había encontrado una ofrenda similar en Chalcatzingo; es única en su tipo, porque la obsidiana no es un material común de la región, tuvo que haberse traído de otro lugar”.

La arqueóloga comentó que el punto de excavación está muy cerca de donde se descubrió el Monumento 19 (un petrograbado), donde en 2009 también se rescató gran cantidad de materiales de obsidiana, del cual sobresalía una colección de 150 punzones fragmentados y completos.

“Ahora se podría pensar que esta unidad residencial —periférica al centro ceremonial— era un espacio de talleres, por la cantidad de obsidiana de desecho, lascas y navajillas que se han encontrado durante las excavaciones, y que representa 80 por ciento más que en la hallada en otros puntos del sitio. Esto da la pauta para pensar que se trata de una posible área de talleres o un conjunto residencial de gente especializada que trabajó este mineral vítreo.

“Pudo ser —agregó— un área de elaboración de navajillas prismáticas, porque los núcleos, que se encontraron colocados como posible ofrenda, son para elaborar navajillas. Habrá que continuar la excavación para verificar si existe un entierro asociado a los núcleos y confirmar que se trata de una ofrenda”.

Meza Rodríguez explicó que las ofrendas mortuorias siempre estaban relacionadas con la actividad de los fallecidos, en este caso podría tratarse de la vivienda de un grupo de artesanos, especializados en la elaboración de artefactos de obsidiana.

“Con los recientes descubrimientos se esclarecerán dudas respecto a las áreas de producción de Chalcatzingo, respecto a si las puntas de obsidiana que se han encontrado en el sitio se trajeron de otros lugares o se tallaron aquí”, concluyó.

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