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Duro de Matar, un buen día para morir

El Discurso
Martes, 29 de Enero de 2013

Bruce Willis repite su icónico papel como el detective John McClane en Duro De Matar: Un Buen Día Para Morir. Foto:PI       ver galería

Bruce Willis repite su icónico papel como el detective John McClane en Duro De Matar: Un Buen Día Para Morir, que se desarrolla en medio de un mortífero acto de corrupción y una venganza política en Rusia. McClane llega a Moscú a localizar a su alienado hijo, Jack (Jai Courtney), y queda asombrado al descubrir que éste trabaja de manera encubierta para proteger a Komarov, un informante del gobierno. Con sus propias vidas en riesgo, los McClane se ven obligados a superar sus diferencias para poder salvaguardar a Komarov y frustrar un crimen potencialmente desastroso en el lugar más
desolado del planeta —Chernóbil.

McClane es, como se autodefine modestamente, el “007 de Plainfield, Nueva Jersey”. Pero es un largo camino de Plainfield a Moscú, y John y su hijo Jack están a punto de tener una reunión familiar que nunca olvidarán.

Ya han pasado 25 años desde que Duro de Matar irrumpió en los cines, poniendo en un primer plano a un nuevo héroe cinematográfico, John McClane, y cambiando el paradigma de las películas de acción. McClane es alguien con el que uno se puede sentir identificado. Un hombre ordinario que las circunstancias lo obligan a emprender una tarea extraordinaria. Esto es lo que lo diferencia con respecto a los héroes de cómics de la mayoría de las películas de acción, y que lo ha convertido en uno de los personajes más populares en la historia del cine.

Cerca de la entrada al Parque Freedom Square en Budapest, frente a la embajada de los EEUU, los espíritus de dos íconos americanos —uno real, el otro cinematográfico, ambos míticos— se intersecan en la sombra de un monumento de guerra ruso. Una estatua de bronce de Ronald Reagan mira hacia el monumento de concreto de casi 5 metros de alto, con la estrella de la ex Unión Soviética en todo lo alto.

A sólo unos cuantos pasos, adentro de un edificio gigantesco que alguna vez albergó la estación de televisión comunista de Hungría, el legendario Bruce Willis se pasea por un set hechizo
que hace las veces de una estación de policía en Brooklyn.

El espectro de la ex Unión Soviética se cierne a lo largo de todo el parque, así como la estatua de Reagan y la línea narrativa de Duro De Matar: Un Buen Día Para Morir. Durante los últimos años de la Cortina de Hierro, los antagonistas rusos de la película, Komarov y Chagarin, idearon un plan para robar cientos de millones de dólares en plutonio de la planta nuclear de Chernóbil. Veintisiete años más tarde, el final de esta sinfonía de latrocinio se llevará a cabo en Moscú, y su clímax resonará a través de los pasillos de las cortes rusas, las fortunas de los poderosos oligarcas y las vidas de dos inesperados entrometidos estadounidenses: John McClane y su hijo Jack.

La secuencia de la estación de policía en Brooklyn, donde McClane se entera que su descarriado hijo ha sido encarcelado en Moscú, marca la primera aparición del personaje en la película, así como el primer día de filmación para Bruce Willis. Es una mañana lluviosa en Budapest a principios de mayo, pero la intermitente lluvia no ha mermado los espíritus del equipo, o de Willis, quien parece estar contento de volverse a poner los zapatos del papel que creó hace 25 años.

Willis es McClane, y apreció la oportunidad de volver a visitar al querido personaje que tiene un hábito por estar en el lugar equivocado en el momento correcto.

¿Acaso los problemas encuentran a John McClane o es él quien los busca? “Bueno, ciertamente tiene una atracción hacia los problemas”, comenta el actor, “pero sí, los problemas parecen estar decididos a encontrarlo”.

“Me parece una labor interesante alcanzar los estándares que establecimos en la serie, además de que disfruto encontrarme con McClane en diferentes etapas de su vida”, continúa Willis. “En esta historia se encuentra en un momento en el que los hombres tienden a reflexionar acerca de su pasado. Para McClane, es la relación distanciada que tiene con su hijo. No han hablado en algún tiempo y la primera noticia que ha recibido de él es de su arresto en Moscú”.

La premisa del guión (escrito por Skip Woods y Jason Keller) nació a partir de una idea de Willis, quien estaba interesado en explorar una historia padre-hijo, teniendo como fondo un escenario peligroso que los obliga a encontrar una manera de superar sus diferencias para sobrevivir.

Sus diferencias son abundantes y profundas. “Jack hace las cosas como deben de hacerse, y John raramente sigue las reglas y usa cualquier cosa que esté a la mano para lidiar con la situación”, explica Willis.

El productor Alex Young comenta: “La cuestión se convirtió en cómo podíamos tomar la médula de esto, la relación entre un padre y un hijo, quienes están cortados con la misma tijera, pero tienen un pasado tenso y grandes malentendidos, y colocarlos en un lugar donde están atrapados y no pueden pedir ayuda”.

Moscú, con toda su riqueza, sus perversos bajos fondos y su laberinto geográfico, cumplía con los requisitos. Es una ciudad de enorme tamaño y escala, pero una que, dada su historia, puede entrar en estado de emergencia en muy poco tiempo.

Sigue siendo un importante sitio sociopolítico para la intriga internacional y tiene una reputación inigualable para mostrar los juicios de presos políticos —como el que sienta las bases
para esta narrativa.

El productor Wyck Godfrey dice que el reto de ver a McClane “implementar sus habilidades en una tierra extranjera, donde es como un pez fuera del agua, es un elemento intrigante de la película. No conoce el idioma, la cultura, ni sabe cómo está la situación, así que tiene que hacer algo que nunca antes ha hecho —confiar en alguien”.

Ese alguien es su hijo. Al igual que las previas películas de Duro de Matar, Duro De Matar: Un Buen Día Para Morir gira en torno a los miembros familiares en peligro, y la disposición de John McClane para hacer lo que sea para salvarlos. En las primeras dos películas era su esposa; en la cuarta, su hija. Ahora su hijo está en problemas, y McClane teme que ya sea demasiado tarde para detener el espiral en el que Jack ha entrado hacia una vida criminal.

“Es algo que John no puede ignorar porque involucra a su familia —y como hemos visto en películas previas de Duro de Matar, no te metes con la familia de John McClane”, comenta John Moore.

Moore apreció la oportunidad de dirigir una nueva película de Duro de Matar y de trabajar con Willis. “Bruce es el guardián más entusiasta en cuanto a saber qué es correcto para John McClane y para Duro de Matar”, comenta el director. “Nadie conoce mejor al personaje y a la franquicia que Bruce”.

John McClane llega a Moscú y se entera de que Jack, lejos de ser un criminal, es un agente de la CIA que lleva tres años en una misión encubierta para proteger a un ladrón convertido en informante ruso, de nombre Komarov. Después de haber recapacitado, Komarov está decidido a testificar en contra de su ex socio, Chagarin, y frustrar sus ambiciones por conseguir un puesto más alto en la política.

“Este es un giro inesperado con respecto a los escenarios habituales en los que McClane pasa a ser el invitado imprevisto a la fiesta, que arruina un plan bien concebido de un criminal brillante”, comenta Young. “En esta ocasión, arruina la meticulosa y peligrosa operación encubierta de su propio hijo”.

El papel de Jack McClane fue a parar a manos del joven actor australiano Jai Courtney, quien fungió en la temporada del 2010 como coprotagonista de la serie Spartacus: Blood and Sand, y como el imponente adversario de Tom Cruise en Jack
Reacher.

“Hice un par de audiciones para el papel de Jack McClane y desde luego no esperaba que saliera nada de ninguna de ellas”, recuerda Jai, “porque sabía que estaban haciendo un casting muy vasto. Acababa de terminar Jack Reacher en Pittsburgh y me dirigía a Sídney. Literalmente, estaba caminando por los pasillos del aeropuerto en Los Ángeles para tomar mi vuelo de conexión cuando mi agente me llamó y me dijo, ‘no te vayas — ¡quieren que leas el guión con Bruce!’. Una semana más tarde hice una prueba con él y tiempo después me llegó la buena noticia. Ha sido una experiencia fantástica.

Bruce es uno de esos tipos que vi en la pantalla mientras crecía, además de que la franquicia de Duro de Matar es muy icónica”.

Willis añade: “Jai obtuvo el papel y de inmediato parecía de la familia —como un McClane. Y Moore señala que, “Jai le aporta una inteligencia y afabilidad al personaje.

Pero también es una presencia mucho más física de la que inicialmente habíamos imaginado para Jack. Pero una vez que Jai hizo la audición, dijimos, apostémosle al tipo grande porque está muy bien para el papel”.

Al ser hijo del policía más famoso de Nueva York, Jack prueba que el dicho “de tal palo tal astilla” es cierto. Demuestra el sentido del deber, valor y disposición de su padre cuando se trata de poner su vida en riesgo para proteger a otros.

“Jack ha estado viviendo como ruso, hablando el idioma e infiltrándose en diferentes grupos para intentar obtener información secreta de Chagarin y asegurarse que no pueda lastimar a Komarov en prisión”, comenta Courtney. “Queda impactado cuando su papá llega en un momento crucial y lo pone al descubierto. No quiere su ayuda; de hecho, no quiere tener nada que ver con él. Jack está determinado a probar que puede hacer esto por sí solo, bajo sus propios términos y de que no necesita a nadie más”.

Con la inminente fecha del juicio de Komarov, Jack se hace encarcelar de manera intencional para que pueda vigilar más de cerca al ruso. Cuando los dos hombres son llevados juntos a corte, Jack asume que tiene todo bajo control. No es así. Chagarin ha enviado a su secuaz Alik (Rasha Bukvic) y a un equipo paramilitar a sacar a Komarov de la sala de juicios. Una explosión ensordecedora arroja repentinamente a espectadores y jurados en contra y a través de las paredes.

“Los tipos malos irrumpen para llevarse a Komarov, por lo que la hemos convertido en un drama Brechtiano”, bromea el director John Moore. “Hacer estallar un edificio no es la manera habitual para capturar a alguien, porque el riesgo de que se lesione la persona por la que van es demasiado elevado. Pero debido a que Jack y Komarov se encuentran en cajas contra balas, se convierte en algo bastante ingenioso”.

Jack y Komarov logran huir de la destrucción, y un sorprendido John McClane corre tras ellos. Jack y Komarov se hacen de un camión, y, con Alik tras ellos en una cercana persecución y John un poco más atrás en su propio vehículo “prestado”, se embarcan en una de las secuencias de persecución más espectaculares jamás vistas en “Pasamos 82 días filmándola —sobre autopistas, a través de calles angostas, encima de puentes, destruyendo en su totalidad docenas de automóviles de lujo”, comento Moore. “Es épico”.

Una vez revelada la identidad de Jack, él y su padre intentan sacar de manera segura a Komarov de Moscú y llevárselo a Chernóbil, donde puede obtener archivos incriminatorios que encerrarán por siempre a Chagarin. El perturbado ruso se encuentra repentinamente en medio de las discusiones de los McClane y en un lugar más peligroso que la prisión, dado que John parece ser alguien bastante irreflexivo y de armas tomar.

Pero los tres hombres están decididos a salir de la ciudad por cualquier medio necesario, por lo que comienzan a forjar una alianza incómoda. Sebastian Koch comenta: “Komarov sospecha de los McClane e intenta encontrar la manera de ser parte de la toma de decisiones. Ha cooperado con la CIA en sus esfuerzos por agarrar a Chagarin, pero él tiene sus propias ideas de cómo derrotar a su enemigo, y sus propias ambiciones acerca de la vida después de la prisión. Komarov tiene un hija (Yuliya Snigir) con quien lleva una relación difícil, así que entiende y es solidario con el distanciamiento que John McClane tiene con su hijo”.

“Komarov es misterioso”, continúa Koch. “No siempre es compasivo y no sabemos qué es lo que lo impulsa a hacer lo que está haciendo. Me han dejado explorar el personaje totalmente, con frecuencia dependiendo sólo en pequeños movimientos, miradas y expresiones. John ha sido muy abierto en ese sentido y ha sido remunerado ser capaz de interpretar a una persona compleja e inteligente en medio de todo este caos”.

Si bien posee un gran pedigrí en películas de acción, las interacciones de Koch en pantalla con Willis y Courtney le brindan a Duro De Matar: Un Buen Día Para Morir elementos subyacentes de road movie y de thrillers de escapes. Los personajes se embarcan en un riesgoso viaje físico y emocional mientras navegan a través de terreno y circunstancias amenazadoras. A la postre, el trío es arrinconado en el salón de baile de un viejo hotel y amenazados por un pandilla de sicarios rusos.

Alik y su equipo, quienes evitan los típicos pants y tenis americanos, se ven como si fueran dueños del banco —y no como si fueran a robarlo. Rasha Bukvik enfatiza, “Alik es un caballero sofisticado y culto, quien viste de manera impecable y considera que matar es uno más entre sus múltiples talentos. Está furioso de que estos dos vaqueros norteamericanos han arruinado sus planes de terminar esta misión rápidamente para poderse ir al ballet. Tiene toda la intención de hacerlos sufrir por esta inconveniencia, pero aprende a la mala que no morirse cuando se debe es un atributo familiar de los McClane”.

Bajo una lluvia de balas, los McClane logran un escape desesperado, pero deberán reagruparse para ver cómo podrán rescatar a Komarov, quien ahora está en manos de los hombres de Alik. Jack McClane no tiene respuestas, por lo que deberá de recurrir a John para que lo ayude.

Jai Courtney comenta: “Jack implementa un enfoque metódico en su trabajo, probablemente como contrapunto de la habilidad de su padre por improvisar y esperar a que suceda lo mejor. Pero ahora se encuentra en una situación donde no hay un libro que le sirva de guía, no tiene respuestas y está en un punto de quiebra. Los instintos de su padre son nunca rendirse, sin importar el precio, y en esta terrible situación Jack se percata de eso de manera muy clara —quizás por primera vez. Le da a Jack un entendimiento y respeto más profundos por los valores de John. Es un punto de inflexión”.

Mientras intentan escapar de Moscú y abrirse paso para llegar a Chernóbil, los McClane se encuentran con una variedad de elementos peculiares, bellos y letales de la vida nocturna de Moscú: autos costosos, mujeres hermosas y amenazas implacables de un adversario brutalmente poderoso. Se necesitarán mutuamente, así como de toda la suerte que puedan encontrar.

“Esta es una historia padre-hijo, en la que están intentando llevar a cabo una misión peligrosa, mientras intentan enmendar una relación fracturada”, comenta Wyck Godfrey. “La primera reacción de Jack es, ‘Vete de aquí, papá, no necesito tu ayuda’.

Pero lo que realmente quiere, es escuchar a su padre decir, ‘Estás haciendo las cosas muy bien, hijo, estoy orgulloso de ti’. Y en ello recae la belleza de la historia. Estamos representando un drama de relaciones en medio de una emocionante historia de Duro de Matar”.

El coguionista Jason Keller añade: “John y Jack se encuentran en una situación en la que sólo se tienen a ellos mismos, están en profundos problemas, sin ayuda alguna.

Jack no sabe qué hacer y su padre lo hace entrar en razón y le dice que lo pueden lograr.

Y el momento clave en la película ocurre cuando Jack elige tragarse su orgullo y aceptar la ayuda de John. Ahora tienes a dos McClane trabajando juntos, que es más de lo que los villanos esperaban”.

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