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El cine surrealista ha marcado el arte hasta nuestros días: Javier Espada

El Discurso
Sábado, 07 de Julio de 2012

Buñuel tuvo primero un filme abiertamente surrealista, El perro andaluz. Foto: Antonio Nava       ver galería

En el Museo Nacional de Arte se presenta la muestra Surrealismo. Vasos comunicantes, dentro de la cual se incluye un ciclo de cine titulado “El ojo y sus narrativas”, mismo que dio inicio con una conferencia a cargo de Javier Espada, director del Centro Buñuel de Calanda, España.

Las cintas fueron curadas por Völker Rivinius y el propio Espada, quien este 5 de julio apoyó su conferencia con la proyección de las películas Le retour á la raison (Man Ray, Francia, 1923),Ballet mécanique (Fernand Léger/ Dudley Murphy, Francia, 1924) y Les Mystéres du cháteau de Dé (Man Ray, Francia, 1929).

En primera instancia, Espada hizo referencia a la época en que surgió el propio movimiento surrealista, que srugió entre las dos guerras mundiales, “primero como una manera de alentar la creación artística de un modo mucho más imaginativo de cómo se había venido haciendo y con un dejo, digamos contenido también, de crítica constructiva.

“Pero luego de la Segunda Guerra Mundial, las cosas cambiaron y los propios artistas surrealistas tomaron un sesgo diferente que cuestionó tanto sus propias carreras como a la sociedad de aquellos años; este periodo bien puede ubicarse entre las décadas de los 20 y los 40, tiempo durante el cual surgieron las propuestas de autores como André Breton, Salvador Dalí y en cine tenemos a Man Ray y luego a Luis Buñuel”.

Espada tomó estas consideraciones en cuenta para abordar entonces la tendencia en el cine, en la que su compatriota, Luis Buñuel, es la máxima figura del género.

“Su caso es el mejor ejemplo de cómo esta expresión nació, creció, se reprodujo y ha sobrevivido hasta nuestros días. Buñuel tuvo primero un filme abiertamente surrealista, El perro andaluz, y posteriormente echó mano de lo aprendido con este trabajo, pues sus películas posteriores nada tienen que ver con este recurso, pero que aparece como parte de su discurso narrativo.

“En otro sentido, y ese es el propósito de esta conferencia, acercarnos a películas como las de Man Ray nos permite ver tanto las ideas que se pueden concretar en este tipo de cine como el alcance de las mismas. Es decir, las películas echan mano de contundentes imágenes que representan los sueños, premisa básico de este arte, las cuales reconocemos con facilidad porque seguimos conviviendo con ellas. El cine surrealista contiene los elementos visuales que marcan el arte de nuestros días”.

Espada resaltó que si bien el surrealismo como movimiento artístico puede ubicarse en un periodo determinado, su influencia ha permanecido a lo largo de los años, pues la representación fílmica de los sueños se ha convertido en parte del lenguaje cinematográfico contemporáneo.

En ese sentido volvió a citar al cine de Luis Buñuel como ejemplo de este proceso, cuyas películas posteriores a su estancia en España, si bien dejaron de ser surrealistas, incluyeron elementos narrativos marcados por evocaciones llenas de ensoñación, como algunas secuencias de cintas clásicas como Los olvidados.

En este filme, Buñuel “prácticamente se reinventó en términos narrativos, así que en esta etapa de su producción vemos cómo el surrealismo aflora en sus historias, y lo hace de manera por demás acertada, para explicarnos que este es un punto muy difícil de alcanzar.

“Si Man Ray enseña en sus películas los alcances expresivos del surrealismo en el cine, Buñuel muestra cómo este recurso se puede incorporar a la gramática visual de una producción; de ahí que las películas elegidas por Völker Rivinius para este ciclo incluyan tanto aquellas que pertenecen al género, como otras en las que se ejemplifica su presencia en épocas más cercanas a la nuestra”.

Espada señaló que la muestra de obras surrealistas presentada en el Museo Nacional de Arte como en el ciclo “El ojo y sus narrativas”, son una oportunidad para acercarse a esta expresión desde todas las perspectivas artísticas que la involucran.

“En México ocurre algo muy interesante en ese sentido, porque si bien ahora es más fácil hacer cine porque los costos han disminuido gracias a la tecnología, también hay historias mucho más ricas y que requieren de más recursos para ser contadas, por lo que es obvio que los realizadores nacionales echan mano con mayor frecuencia de ambientes oníricos para narrar los temas que les interesan.

“Un ejemplo de esta idea es el cine de Carlos Reygadas, que si bien no es surrealista sí se puede ver cómo la representación de los sueños en sus películas es cada vez más frecuente y se ha convertido en un recurso para contar sus historias, que en términos visuales son como una gran ensoñación”.

El ciclo “El ojo y sus narrativas. El cine surrealista desde México” continuará proyectándose los sábados y domingos hasta el próximo mes de septiembre, en el sala de proyecciones del Museo Nacional de Arte, Tacuba 8, Centro Histórico.

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