ENTRETENIMIENTO: Percusionistas de "Yamato" golpean ya sus tambores en México

EFE
Jueves, 09 de Noviembre de 2006

Yamato el espectaculo de musica japones que ahora puede disfrutarse en México pro primera vez. Foto:PI/José ROSALES

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México, 9 de noviembre.- El espectáculo de "taiko" (tambores japoneses) de la compañía "Yamato" comenzó anoche con la primera de sus siete presentaciones en la capital mexicana dentro de su gira mundial "Kaminari" (Trueno), que concluye este año.

El Teatro San Rafael de Ciudad de México acogió los atronadores números de los percusionistas nipones, que encadenaron una tras otra las ovaciones del público mexicano en este primer concierto de su segunda gira por este país.

Los tradicionales tambores de variadas dimensiones y formas, que incluyen los "odaiko", un instrumento de grandes dimensiones hecho de madera de un árbol de más de cuatrocientos años de edad, fueron los protagonistas de este espectáculo que se gestó en 1993 en la ciudad japonesa de Nara.

Los "odaiko" son una variante muy voluminosa del tambor tradicional japonés que, en el caso de los mayores, puede llegar a requerir de varias personas para ser tocado.

Durante hora y media la concurrencia pudo disfrutar de un espectáculo que mezcla con música, danza y grandes dosis de humor, dirigido por Masa Ogawa, a quien acompaña un elenco de trece percusionistas llamado "The Drummers of Japan. Yamato".

Cada uno de los percusionistas, liderados por Takero Matsushita, mostraron sobre el escenario una gran condición física, imprescindible para tocar este tipo de tambores.

Aunque la compañía "Yamato" nació hace trece años fue en 1998 cuando logró la atención internacional, al ser premiados en un festival musical en Edimburgo.

Desde entonces, los percusionistas japoneses han recorrido gran parte del mundo con presentaciones de las tradiciones musicales y la cultura japonesa.

"Yamato" señala que en sus actuaciones primero busca dar con el "latido" de cada sonido y luego hace presentaciones colectivas de gran ritmo despliegue físico donde los tambores son el único elemento musical sobre el escenario.

Más que un espectáculo, para los músicos es todo un ritual enfrentarse con fuerza a los tambores, que pretende reproducir los sonidos del principio de los tiempos.