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La tradición de la Rosca de Reyes

Prensa Internacional
Viernes, 04 de Enero de 2008

Como casi todos los rituales religiosos, la Rosca de Reyes, tiene una simbología. Foto:PI/Karel DEL ÁNGEL       ver galería

México, D.F., 04 de enero. La costumbre de partir una Rosca de Reyes el día 6 de enero existe de hace 500 años en nuestro país. Llegó a México desde España, durante los primeros años de la Colonia, y se arraigó rápidamente entre los pobladores gracias a la habilidad de los misioneros, quienes vincularon el evento con las festividades del 2 de febrero, día de la Candelaria.

La tradición original de partir la Rosca inició en Francia durante la edad media, donde conmemoraban la llegada de los Reyes Magos a Belén, compartiendo entre familiares y amigos un pan redondo adornado con dulces.

Según los afiliados a la Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares de México (CANAINPA), la Rosca de Reyes es un bizcocho fino, con una elaboración cuidadosa y delicada.

Aunque el nombre de “rosca” indica que ésta debe ser redonda, el propio auge de la tradición dio origen a su forma ovalada, ya que, en la medida en que crecían los invitados a la merienda, hubo necesidad de hacerla más grande y, al crecer, tomó la forma que conserva hoy en día.

Para vestirla de lujo, los panaderos suelen decorarla con frutas curtidas, tales como higos, membrillos y cerezas, las cuales, además de hacerla más agradable a la vista, enriquece su sabor.

En lo que respecta al pequeño niño escondido dentro de la Rosca, se dice que el ritual original obligaba a los comensales a no comer un pedazo del pan, el cual debía obsequiarse al primer indigente que pasara o tocara la puerta de la casa.

Posteriormente, la tradición cambió y dio paso a la costumbre de introducir un haba o una colación dentro de la Rosca, para comprometer al que lo encontrara a ser padrino del niño Jesús el día de la Candelaria, es decir, que debía llevarlo a presentar a la iglesia el 2 de febrero, e invitar un banquete de tamales a los asistentes ese día.

La obligación era cumplida ritualmente, sin embargo, los panaderos aseguran que hubo que sustituir el confite por un niño de porcelana, para evitar que el comensal ingiriera el pan con todo y haba, tratando de evadir el compromiso.

Lo anterior explica la costumbre moderna de colocar varios niños en la Rosca. En la actualidad, el hecho de que varias personas encuentren al infante dentro del pan hace posible que compartan el gasto de los tamales y reduce la posibilidad de que el niño se quede sin padrino, porque alguien se coma o esconda al muñeco.

Como casi todos los rituales religiosos, la Rosca de Reyes, tiene una simbología. Su forma, en un principio redonda y ahora oval, simboliza el cielo; el muñequito de porcelana representa al Niño Dios y el hecho comer el pan es en realidad una comunión con lo sagrado.

La Rosca de Reyes debe acompañarse con una tasa de chocolate caliente, cuyo origen también se remonta a la Nueva España, además de que resulta reconfortante ante el frío de la época.



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