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Escándalo de iglesia en Polonia sería más generalizado en Europa

Ryan Lucas y Victor L. Simpson/AP
Miercoles, 10 de Enero de 2007

     

Varsovia, Polonia, 10 de enero. La renuncia del nuevo arzobispo de Varsovia por cooperar con la detestada policía secreta del régimen comunista conmocionó a Polonia y al Vaticano, pero existen indicios que la colaboración similar de religiosos pudo ser habitual durante el comunismo en Europa Oriental.

Decenas de sacerdotes _entre ellos dos obispos de la República Checa e incluso el arzobispo primado de Hungría, que votaron en el cónclave que eligió al papa Benedicto XVI_ estuvieron involucrados en ese tipo de cooperación, de acuerdo con expedientes divulgados en los últimos años.

Además, la Iglesia Católica no ha sido la única participante. Las sospechas han recaído también en clérigos ortodoxos y protestantes.

Cuando el dictador rumano Nicolae Ceausescu destruyó templos en Bucarest en la década de 1980, el patriarca ortodoxo Teoctist no criticó la acción, por lo cual fue acusado de mantener relaciones estrechas con el régimen comunista.

"Era un sistema basado en el terror y la ideología que recurrió a todos los medios contra la iglesia y la fe", dijo el obispo Szczepan Wesoly, rector de la iglesia polaca en Roma y asistente del finado papa polaco Juan Pablo II.

"Es como una enfermedad, se extiende y se agrava. La enfermedad debió tratarse mucho antes", consideró el reverendo Tadeusz Isakowic-Zaleski, que abordó en libro la represión de la policía secreta de Polonia sobre la iglesia de Cracovia y acusa a dirigentes católicos de desdeñar a los sacerdotes en riesgo.

Los oficiales de la policía secreta "aprovecharon las ambiciones personales de los sacerdotes _para hacer carreras académicas o eclesiásticas_ para hacerlos presa de la debilidad humana", dijo Marek Lasota, especialista del Instituto de Recuerdo Nacional.

Tal fue el caso del dimitente arzobispo de Varsovia Stanislaw Wielgus, a quien la policía secreta coaccionó para firmar un documento de cooperación cuando intentaba conseguir un pasaporte para viajar a Alemania Occidental por motivos académicos.

Ese tipo de condiciones era "generalizado en ese período en los países del bloque oriental", escribió el veterano vocero del Vaticano, ahora retirado, Joaquín Navarro-Valls en el periódico romano La Reppublica esta semana.

Navarro-Valls insistió en que Juan Pablo II "nunca habría aceptado ningún compromiso con el régimen comunista".

Historiadores polacos calculan que entre el 10 y el 15% de los 25.000 clérigos en Polonia, bastión católico en la Europa Oriental bajo dominio soviético, cooperaron con la policía secreta.

El secretario de estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, dijo que la Iglesia Católica fue "víctima de abuso, forzada a vivir momentos de incertidumbre, incluso de peligro".

El año pasado, el historiador Krisztian Ungvary dijo que había descubierto en los archivos de la policía secreta de Hungría que el cardenal Laszlo Paskai fue su colaborador en las décadas de 1960 y 1970. Paskai fue el arzobispo primado católico de Hungría de 1987 hasta su retiro en el 2003 y participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI en el 2005.

En la República Checa, se calcula que al menos 150 sacerdotes católicos colaboraron con la policía secreta comunista. Dos obispos fueron identificados como colaboradores, y en consecuencia uno renunció en el 2004.

En Eslovaquia, el Instituto de Memoria Nacional del gobierno ha identificado a dirigentes católicos, protestantes y ortodoxos como agentes de la policía secreta, pero todos han negado el señalamiento y continúan en sus cargos.

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