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INTERNACIONALES: Declaran familiares de víctimas de contrabando de inmigrantes

Juan A Lozano/AP
Lunes, 13 de Noviembre de 2006

     

Houston, Texas. EE.UU. 13 de noviembre. Familiares de las víctimas del caso de contrabando de inmigrantes más fatídico en la historia de Estados Unidos se presentaron el lunes a declarar en el juicio al principal acusado en el caso.

Provenientes de México, República Dominicana, El Salvador y Honduras, los familiares de las víctimas, muchas veces entre sollozos, identificaron fotografías y declararon en el juicio a Tyrone Williams, el chofer del camión remolque que transportaba a los inmigrantes ilegales y que enfrenta la posibilidad de pena de muerte.

La mexicana Emma Villasenor-Acuña sollozó después de ver fotos de su hermano muerto y su hijo de cinco años, y le dijo a los jurados que no merecían morir.

"El era mi hermano. Sólo quería trabajar. No era una mala persona", expresó Villasenor-Acuña.

Su hermano Juan Antonio Villasenor-León, de 31 años, y su sobrino Marco Antonio Villasenor-Acuña, estaban entre los 19 imigrantes ilegales que murieron. De acuerdo con declaraciones judiciales, el niño falleció en los brazos de su padre, que trataba de ayudarlo a que respirara a través de los huecos perforados en el acoplado del camión.

"No es justo", manifestó Villasenor-Acuña.

Mientras la mujer declaraba, varios de los miembros del jurado se enjugaban las lágrimas.

Williams llevaba desde el sur de Texas a Houston a más de 70 inmigrantes escondidos en un remolque sin ventilación en una operación de contrabando en el 2003.

Las temperaturas en el remolque subieron enormemente, en parte porque el sistema de aire acondicionado no estaba encendido. Los inmigrantes se vieron obligados a quitarse las ropas y perforar las puertas traseras para poder respirar.

Cuando Williams paró el camión y abrió el remolque, 17 inmigrantes estaban muertos. Otros dos fallecieron más tarde. Todos fueron víctimas de deshidratación, asfixia y calor excesivo.

Los familiares llegaron desde el exterior para declarar en el juicio porque Williams no aceptó identificar a las víctimas ni admitir que estaban en el país de manera ilegal.

Delfina Guerrero, de México, estalló en lágrimas cuando vio una foto que mostraba el rostro magullado de su hijo de 18 años, Oscar González Guerrero. Los fiscales debieron dejar de interrogarla durante algunos instantes para permitirle que se recuperara.

"Es mi hijo", dijo Guerrero, y comenzó a sollozar otra vez.

Otro mexicano, Juan González Rivera, miró de cerca la foto con la cara y el cuerpo ensangrentados y llenos de hematomas de su hijo muerto y comenzó a llorar, limpiándose las lágrimas con su chaqueta.

"¿Por qué no puedo reconocerlo? Era mi hijo", expresó después de ver la imagen de su hijo de 24 años, Ricardo González Mata.

Después de las declaraciones de los familiares y de un breve testimonio de un agente de inmigración, los fiscales descansaron el lunes. Los abogados de Williams comenzaban a presentar su caso en la tarde.

El abogado de Williams, Craig Washington, le preguntó a los familiares de las víctimas si sus seres amados tenían problemas de salud, como presión sanguínea elevada o problemas cardíacos. Todos respondieron que sus familiares eran saludables.

Williams, un jamaiquino de 35 años que vivía en Schenectady, Nueva York, es el único de las 14 personas acusadas en el caso que enfrenta una posible condena a muerte. Hasta ahora, siete personas han sido condenadas a prisión en el caso, y otras tres esperan sentencia.

Las acusaciones contra otras dos personas fueron desestimadas, y otra permanece prófuga.

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