17 de Mayo de 2024 | La Realidad Política
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Laura Bush recorre pintoresca ciudad colonial en Uruguay

Debora Rey/AP
Sábado, 10 de Marzo de 2007

las primeras damas recorrieron por carretera 30 kilómetros para visitar el casco antiguo de la ciudad de Colonia. Foto AP       ver galería

Colonia, Uruguay, 10 de marzo. La muestras de repudio que acompañan al presidente estadounidense George W. Bush en su gira por América Latina parecen no contagiarse a su esposa Laura Bush, quien el sábado durante un recorrido por esta pintoresca ciudad colonial del siglo XVII fue recibida con simpatía por los lugareños y algunos turistas.

Bush y su esposa se trasladaron en helicóptero de Montevideo hacia la estancia (hacienda) de Anchorena, donde fueron recibidos por el presidente uruguayo Tabaré Vázquez y la primera dama María Auxiliadora Delgado.

Tras los saludos protocolares, ambos mandatarios y sus respectivos funcionarios comenzaron la jornada de trabajo, mientras las primeras damas recorrieron por carretera 30 kilómetros para visitar el casco antiguo de la ciudad de Colonia, sobre el Río de La Plata.

Fundada en 1680 por los portugueses, Colonia fue declarada patrimonio de la Humanidad por la Unesco hace 11 años. Disputada por españoles y portugueses durante un siglo hasta fines del siglo XVIII, dada su ubicación estratégica, la ciudad resalta por una arquitectura original, que combina una fusión de estilos portugués, español y postcolonial.

Los habitantes de las casas de época, de una planta y llamativas por su colorido, no se perturbaron ante el riguroso dispositivo de seguridad montado para recibir a la ilustre visitante que rompió la calma habitual del lugar.

A diferencia del malestar que provoca la presencia de Bush en muchos de los países que visita, y que suele expresarse en violentas manifestaciones de repudio, la primera dama recibió aplausos de lugareños y hasta de algunos sorprendidos turistas que siguieron atentos su recorrido a pie por el casco antiguo de la ciudad.

"Es una satisfacción que nos visite. Nos ayuda a promocionar a nuestra ciudad. A mí no me molesta su presencia", dijo a AP Hilda Vidal, jubilada de 78 años, mientras barría con una escoba la vereda de su hogar, despreocupada por el extraño movimiento de agentes secretos y perros detectores de explosivos.

Vestida con un traje lila, Bush caminó por el casco antiguo junto a la señora de Vázquez, autoridades locales, un traductor y una guía turística.

La primera parada fue el Portón de Campo, que era la entrada original de la ciudad. Tras escuchar las referencias históricas sobre el lugar, devolvió con una sonrisa el saludo de tres mujeres y un niño con banderas de Estados Unidos y otra uruguaya.

"Nosotros admiramos a Estados Unidos, pese a todo lo que se diga y quisimos demostrarle que acá no todos somos violentos ni andamos con la cara tapada, tirando piedras", comentó Graciela Muttes, que en una mano tenía la bandera de Estados Unidos y en la otra un mate, típica infusión rioplatense.

Unas 5.000 personas marcharon el viernes por Montevideo gritando consignas contra el presidente Bush. A su paso, jóvenes encapuchados arrojaron bombas de estruendo, quemaron neumáticos y rompieron los vidrios de dos locales de comidas rápidas de una cadena estadounidense.

Distendida y sonriente, la primera dama escuchó con atención el relato de la guía turística, quien daba una breve explicación cuando se detenían en algunos de los atractivos de la antigua ciudadela. Uno de ellos es la "Calle de los Suspiros", de empedrado de cuña. Se cree que su nombre se debe a que era el último trayecto de los condenados a muerte en la época de la colonia.

Luego se detuvieron frente al Faro, de mediados del siglo XIX. Con el monumento de fondo, le pidió a la primera dama uruguaya que posaran para los fotógrafos. Tras ingresar a un local de venta de artesanías, el último punto del recorrido fue la Basílica del Santísimo Sacramento, construida poco después de la fundación de Colonia y la más antigua de Uruguay.

Después las primeras damas regresaron a la estancia de Anchorena para compartir un almuerzo con sus esposos.

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