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Londres próxima a ufanarle corona a Nueva York

Jane Wardell/AP
Jueves, 28 de Diciembre de 2006

Cuidado Gran Manzana, el Big Ben parece estar doblando las campanas anunciando una nueva era de dominio. Foto AP       ver galería

Londres, Inglaterra, 28 de diciembre. El magnate acerero indio Laskhmi Mittal y el petrolero multimillonario ruso Leonard Blavatnik son los nuevos chicos del vecindario en Kensington Palace Gardens, una calle de Londres de casas lujosas conocida como la hilera de los billonarios.

En tanto, en el oeste de la capital, en el barrio de Ealing, unas tiendas ofrecen productos polacos para la cantidad de inmigrantes que llegan a Inglaterra en busca de una mejor vida. Al sur, en Elephant & Castle, vive una importante colonia de colombianos y ecuatorianos.

Cuidado Gran Manzana, el Big Ben parece estar doblando las campanas anunciando una nueva era de dominio para la capital británica.

De la misma forma en la que los inmigrantes inundaron los barrios de Nueva York el siglo pasado, ahora Londres parece ser el panal adonde todas las abejas quieren llegar. El atractivo de Nueva York, su noche interminable, ha ido perdiendo atractivo con las restricciones que llegaron tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.

Mientras que Londres parece haberle abierto sus puertas al mundo, Nueva York se las ha ido cerrando, en gran parte por unas políticas del Departamento de Seguridad que han generado repudio entre muchos turistas.

"Cuando la gente decide irse de su país, cada vez hay más personas que prefieren irse a Londres", dijo Jonathan Faid, un economista de alto rango en el Centro de Economía e Investigación Empresarial.

Además del flujo de inmigrantes, los precios de la propiedad privada se han disparado y el empleo se mantiene robusto. En términos financieros, Londres domina los mercados de cambios de divisas, supera a Nueva York en los listados de nuevas bolsas de valores y está adelantando a Manhattan en el nicho de los fondos de protección (hedge funds).

En el estilo de vida, la cultura y la vida nocturna, Londrés está trazando el camino. Los turistas, pese a los temores de que haya un ataque terrorista, siguen llegando a la ciudad. No sólo eso: los Juegos Olímpicos del 2012 se celebrarán en Londres.

Los turistas realizaron 30 millones de viajes a Gran Bretaña el año pasado, pese los ataques del 7 de julio en Londres del 2005.

Las celebridades también parecen sentir las vibraciones londinenses.

Woody Allen, el director de cine que está más asociado con Nueva York, le ha sido infiel con Londres, su nueva musa. Estrellas internacionales como Madonna, Kevin Spacey y Gwyneth Paltrow ya residen aquí.

Detrás de todo este boom está el dinero: la bonanza de los mercados financieros ha sido muy generosa con Londres. Nueva York continua teniendo la economía urbana mayor del mundo, pero su fortuna se basa en empresas nacionales; Londres, dicen los expertos, ya le ha robado a Nueva York la corona como destino principal de los mercados financieros internacionales.

Todo empezó hace dos décadas, cuando la entonces primer ministro Margaret Thatcher implementó una serie de reformas financieras en 1986, entre ellas la desregularización de la Bolsa de Londres. El mercado, que hasta ese entonces era un club para los ricos y personas con conexiones, se convirtió en un centro barato, más transparente y atractivo para los extranjeros y los inversionistas locales.

También hubo un cambio filosófico en la visión Thatcheriana de una sociedad sin clases sociales, en la que los mejores y más brillantes de cada raza y estrato tendrían las condiciones para tener éxito.

El actual primer ministro Tony Blair, del Partido Laborista, ha continuado con la política de la conservadora Thatcher, aprobando leyes seductoras para los extranjeros. Londres, además, cuenta con una magnífica posición estratégica que le permite jugar con las horas para negociar con Nueva York y Shangai.

Pese a un cierto descontento entre su población, Gran Bretaña ha puesto muy pocas objeciones a la compra extranjera de instituciones locales. Por ejemplo, en el 2003 el magnate ruso Roman Abramovich se hizo con el Chelsea, un club de fútbol londinense.

Estados Unidos, Francia y Alemania han planteado duras batallas en contra de adquisiciones de compañías nacionales por parte de multinacionales extranjera.

El auge de Londres tiene a varios empresarios neoyorquinos preocupados.

Un grupo de banqueros estadounidenses, dueños de empresas, académicos e inversionistas emitieron un informe recientemente en el que lamentaban el incremento de normas regulatorias. El comité recomendó una estrategia diferente para combatir la corrupción corporativa que ha sacudido a Estados Unidos en los últimos años.

La Cámara de Comercio de Nueva York ha efectuado una serie de reuniones y pronto publicará un estudio al respecto. La alcaldía ha contratado a la consultora McKinsey para desarrollar una nueva estrategia.

El mes pasado, el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg y el senador para el estado de Nueva York, Charles Schumer, escribieron en The Wall Street Journal que Nueva York podría perder su posición como capital financiera del mundo si no emprendía un camino con menos regulaciones.

"Si no mejoramos el ambiente corporativo, corremos el riesgo de que Nueva York pierda su importancia en el sector global de servicios financieros", escribieron Bloomberg y Schumer. "Esto sería devastador para nuestra ciudad y nuestro país".

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