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Nuevo plan de Bush depende de cooperación iraquí

AP
Jueves, 11 de Enero de 2007

La guerra en Irak del presidente George W. Bush depende de otra flamante iniciativa de un líder iraquí que no ha cumplido con las expectativas de Estados Unidos. Foto:AP       ver galería

Washington, EE.UU. 11 de enero. El éxito del nuevo enfoque de la guerra en Irak del presidente George W. Bush depende de otra flamante iniciativa de un líder iraquí que no ha cumplido con las expectativas de Estados Unidos.

El primer ministro iraquí Nuri al-Maliki no ha logrado unificar el gobierno, ni disponer de más soldados, como ha prometido. Además, ha protegido su propio equilibrio político a costa de las metas de los estadounidenses.

Bush anunció el miércoles sus planes de incrementar la presencia de las fuerzas estadounidenses y expandir la guerra a la que la mayoría de los estadounidenses se oponen o quieren que termine rápidamente.

Aunque Bush admitió un fracaso o una frustración en varios frentes, no responsabilizó directamente a al-Maliki.

En cambio, Bush destacó lo que consideró como el compromiso iraquí de emplazar nuevos soldados y comandantes en Bagdad, para reforzar la seguridad y generar confianza.

"Este es un compromiso fuerte", dijo Bush. "Pero para que tenga éxito, nuestros comandantes dicen que los iraquíes necesitarán nuestra ayuda".

Justificando el envío de 21.500 soldados más, Bush admitió también hasta donde necesita a al-Maliki, y a la inversa.

Una retirada ahora "forzaría el colapso del gobierno iraquí" y eso podría derivar en una permanencia aún más prolongada de los soldados estadounidense, dijo.

Antes del discurso de Bush, el consejero de la Casa Blanca Dan Bartlett admitió que las fuerzas estadounidenses en Bagdad "a veces estuvieron maniatadas por la interferencia política de los líderes iraquíes". Eso debe cambiar, y cambiará, indicó.

Bush y sus consejeros han expresado las mismas ideas durante meses, sin mucho que mostrar.

A pesar de las promesas de cooperación del gobierno chií de al-Maliki, el primer ministro ha tropezado políticamente mientras se profundizó el caos y la desconfianza en su país. Además, no aportó los soldados iraquíes que había prometido como parte de un operativo de seguridad en Bagdad que ha mostrado pocos resultados.

Bush se ha referido en varias oportunidades a al-Maliki como un patriota y un líder fuerte. Pero en su país, cada vez más iraquíes consideran a al-Maliki como un político chií que está en deuda con el clérigo chií antiestadounidense Muqtada al-Sadr.

Esta vez, al parecer Bush está confiando en la palabra personal de al-Maliki, revelada en una conversación privada que mantuvieron la semana pasada.

Al-Maliki le habría expresado a Bush que las reglas de la participación de las fuerzas estadounidenses cambiarán, y que ofrecerá más soldados y dinero para combatir la violencia y acelerar la reconstrucción.

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