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Retórica de Bush difícil de concordar con hechos en Irak

Calvin Woodward/AP
Jueves, 11 de Enero de 2007

Bush dio a entender que los habitantes de Medio Oriente respaldan las metas de Washington en Irak. Foto AP       ver galería

Washington, E.U.A., 11 de enero. El presidente George W. Bush prometió lanzar una iniciativa diplomática en Medio Oriente para obtener el apoyo de los gobiernos de esta región hacia la guerra en Irak, aunque éstos se han vuelto más hostiles a las políticas de Washington desde la ejecución de Saddam Hussein.

En dosis de retórica difíciles de concordar con los hechos en la región, en su discurso del miércoles por la noche a la nación Bush dio a entender que los habitantes de Medio Oriente respaldan las metas de Washington en Irak.

"Quieren saber: ¿Estados Unidos se retirará (de Irak) y cederá el futuro de ese país a los extremistas, o respaldaremos a los iraquíes que han elegido la libertad?", preguntó.

La guerra que derrocó al régimen suní de Saddam Hussein ha reanimado la división entre los chiís y los sunís en la región, la cual se remonta siglos atrás, sospechas que se han fortalecido desde la ejecución de Saddam el 30 de diciembre.

En Arabia Saudí, los grupos dominantes en el clero _enraizados en la corriente wahhabi de línea dura_ han incrementado su retórica contra los chiís. El mes pasado, unos 30 clérigos pidieron a los sunís en todo el Medio Oriente que respalden a sus hermanos en Irak en contra de los chiís y elogiaron a los insurgentes.

En otras declaraciones en su discurso, Bush declaró que "al-Qaida sigue activo en Irak" y que un fracaso en la misión estadounidense le daría a dichos terroristas un lugar seguro desde el cual podrían tramar ataques contra Estados Unidos.

Aunque ahora pocos están en desacuerdo con esa evaluación, también es cierto que Irak _contrario a lo que se decía en esa época_ no era un imán para al-Qaida antes de la invasión estadounidense.

Bush propuso asignar 414 millones de dólares para duplicar el número de trabajadores civiles norteamericanos que ayudan a coordinar los proyectos de reconstrucción local.

Estas unidades encabezadas por el Departamento de Estado, las cuales operan bajo el nombre de Equipos de Reconstrucción Provincial, se concentrarán en proyectos dentro y fuera de la así llamada Zona Verde en Bagdad, la cual se encuentra fuertemente protegida. Algunas serán fusionadas para convertirse en brigadas de combate.

El mandatario también propuso destinar 400 millones de dólares en fondos de respuesta rápida para los equipos, con el fin de que efectúen proyectos locales de reconstrucción.

Sin embargo, el inspector general especial para Irak afirmó en un informe en octubre que la violencia continua y la falta de seguridad representan obstáculos graves para la reconstrucción. Se le ha advertido a los trabajadores que no viajen a los sitios donde se están llevando a cabo los proyectos, y la vida de los contratistas que laboran en la reconstrucción corre peligro.

"Cada día envío cuadrillas de reparaciones, pero no pueden llegar hasta la zona; hay demasiados insurgentes... nadie puede ayudar", dijo el ministro de Electricidad, según lo citó el informe.

El discurso también reflejó una evolución en la posición de Bush en torno al compromiso estadounidense en Irak. Ahora es menos inflexible que hace poco más de un año, cuando afirmó: "Nos quedaremos hasta concluir el trabajo".

El presidente también dijo que le especificó claramente al primer ministro Nuri al-Maliki y a otros líderes iraquíes "que el compromiso de Estados Unidos no es por tiempo indefinido".

"Si el gobierno iraquí no cumple sus promesas, perderá el apoyo del pueblo estadounidense y el del pueblo" de Irak, advirtió.

En general, Bush presentó una relación poco alentadora de la situación en el país asiático, en marcado contraste con declaraciones anteriores efectuadas por el presidente y sus comandantes, donde decían que Estados Unidos estaba "a punto de alcanzar el éxito", los insurgentes habían sido "puestos de rodillas" y que se había "destruido a la insurgencia".

El que fue un desafío a los insurgentes pleno de confianza en sí mismo _"¡tráiganmelos!"_ fue sustituido por un realismo más sombrío.

A pesar de ello, Bush respaldó gran parte de sus argumentos en cuestiones que se desconocen, entre ellas si los líderes iraquíes pueden cumplir su compromiso de liberar a sus fuerzas de las presiones sectarias que han limitado severamente su efectividad y han empeorado algunos asuntos.

Declaró claramente que cuando las fuerzas estadounidenses e iraquíes saquen a los insurgentes de los vecindarios de Bagdad, éstos no volverán a entrar en ellos. "Esta vez, tenemos el nivel de fuerzas que requerimos para mantener seguras las zonas que han sido despejadas" de terroristas, señaló.

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