Surgen detalles de tiroteo en frontera EEUU y juicio de agentes
AP
Viernes, 16 de Febrero de 2007
Activistas a favor de los derechos de los inmigrantes se manifiestan contra el Minuteman y la Border Patrol. Foto:PI/Antonio NAVA
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Fabens, Texas, EE.UU. La pradera donde ocurrió el incidente es hoy toda quietud, salvo por el paso ocasional de algún vehículo de la Patrulla Fronteriza.
Cerca de una zanja fangosa se divisa un cartel con la leyenda: "Detengan la Inmigración Ilegal". Lo dejó un grupo de manifestantes que visitaron el lugar para rendir homenaje a dos ex agentes de la patrulla, detenidos tras balear por la espalda a un narcotraficante que trataba de huir a territorio mexicano.
Parece casi inimaginable que un hecho ocurrido en este lugar desolado haya causado el furor que persiste en varias partes, desde las páginas de activistas en la internet hasta el Congreso, dos años después.
Un jurado encontró a los agentes culpables de agresión, obstrucción de la justicia y violaciones a los derechos civiles. Un juez federal impuso penas de doce años de prisión a José Alonso Compeán y once a Ignacio "Nacho" Ramos.
El mes pasado, cuando los dos ex agentes se entregaron para ir a la cárcel, muchos manifestantes salieron a las calles, agitaron banderas estadounidenses y corearon: "¿Qué tipo de país tenemos?"
Ha habido acusaciones de traición, llamadas telefónicas agresivas a los fiscales y advertencias al presidente George W. Bush por parte de algunos correligionarios republicanos en el Congreso, quienes le han pedido decidir si está del lado "del pueblo estadounidense" o de los "enemigos".
Incluso han surgido reclamos para realizarle un juicio político al presidente. Varios internautas han exigido una investigación independiente y la exoneración de los agentes.
"Una página de internet consideró que los convictos son "héroes" en el combate a la inmigración ilegal. Los simpatizantes de los agentes están disgustados por el hecho de que el traficante haya quedado libre, mientras que quienes lo balearon están en prisión por "hacer su trabajo".
Pero nada de lo ocurrido ese día de febrero del 2005 es tan evidente, blanco o negro como lo han pintado muchas radiodifusoras o la internet, sumidas en el debate intenso sobre las fronteras nacionales.
En el sector de la Patrulla Fronteriza en El Paso, al que estaban asignados Compeán y Ramos, los agentes han abierto fuego 14 veces desde el 2001, incluyendo cuatro tiroteos fatales. Un inmigrante mexicano de 19 años fue muerto a tiros por los agentes después de que blandió un tubo de metal.
Salvo uno, esos casos fueron considerados como "uso justificado de la fuerza" según la fiscalía federal en San Antonio.
La excepción fue el caso de Compeán y Ramos. Un fiscal federal dijo al jurado en el proceso: "Ellos sabían que era un tiro indebido".
Este caso es distinto no sólo por el debate que ha suscitado, sino por los factores que rodearon los hechos, de acuerdo con una revisión hecha por The Associated Press de los documentos en los tribunales.
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"Muchachos, ¿me escuchan? Hay una camioneta azul en marcha en la carretera 76. Acudan rápidamente".
Eran las 13.11 del 17 de febrero del 2005, casi 50 kilómetros al oriente de El Paso, en una zona de cultivos de algodón y nuez, llamada Fabens.
Compeán, quien había sido agente durante cinco años, alertó a sus compañeros que tenía indicios de alguna operación de narcotráfico, y los agentes del cuartel de la Patrulla Fronteriza en Fabens respondieron rápidamente.
Oscar Juárez, un agente con menos experiencia, estaba en su vehículo, cerca del Río Bravo. Testificó que trataba de obligar a que el conductor de la camioneta volviera al otro lado de la frontera.
Nacho Ramos, un agente con diez años en la patrulla, almorzaba en el cuartel cuando escuchó el mensaje por radio. Ellos y unos cinco agentes más respondieron a la advertencia de Compeán.
La persecución terminó frente a una zanja que cortaba el camino, conocida por los agentes como la Sierra Delta y llena de aguas negras. Al sur de la zanja hay una pradera, después de la cual está el Río Bravo.
La camioneta se detuvo al borde de la zanja. Ramos y Juárez persiguieron al sospechoso, Osvaldo Aldrete Dávila, quien corrió hacia la línea fronteriza. Compeán llegó al otro lado de la zanja.
"¡Párate!", gritó Compeán en español, y apuntó su pistola hacia Aldrete, quien levantó las manos. Compeán, Juárez y Aldrete coincidieron en sus testimonios en que el fugitivo no iba armado.
Aldrete y Compeán relataron que oyeron a un agente, quien dijo: "¡Dispárale!" Compeán apuntó, pero cayó en la zanja y soltó la pistola. El agente ha dicho que sólo trató de amagar al sospechoso.
Aldrete salió de la zanja y corrió hacia México por la pradera. A partir de ahí, los testimonios discrepan.
Juárez dijo que vio a Compeán disparar en varias ocasiones. Compeán insiste en que tras reponerse de la caída, persiguió y derribó a Aldrete, quien le arrojó tierra en los ojos y reanudó la huida. Añade que comenzó a disparar porque creyó ver un objeto brillante en la mano del sospechoso.
En un testimonio por escrito a los investigadores, Compeán dijo que Ramos se le unió e hizo el último disparo mientras Aldrete avanzaba al río. "Creo que Nacho le dio", dijo.
Ambos agentes volvieron hacia la zanja, sin decirles a sus compañeros que el sospechoso iba quizás armado, como insistieron después. Los testimonios revelaron que Compeán disparó 14 veces y Ramos una.
Ramos dijo en el juicio que disparó tras escuchar tiros y hallar a Compeán en el suelo, mientras Aldrete huía. "Creo que vi una pistola", añadió, según los reportes del juicio. Pero ni Ramos ni Compeán reportaron el tiroteo a sus supervisores.
Cuando los agentes se ven involucrados en un tiroteo, un equipo de análisis de evidencias debe llegar a la zona para que los supervisores determinen si el tiroteo fue justificado. Se suele llamar al FBI y el arma usada se examina.
Nada de eso ocurrió ese día.
Compeán admitió que recogió los cartuchos vacíos, habitualmente preservados para el equipo investigador, pero no encontró algunos. Otro agente, Art Vásquez, testificó que Compeán le pidió buscar los cartuchos, y añadió que tras hallarlos, los arrojó en la zanja.
"¿De modo que usted destruyó las evidencias en la escena del delito, para ayudar a alguien que trabajaba con usted?", le preguntó la fiscal Debra Kanof en el juicio.
"Sí, señora", respondió Vásquez.
La Patrulla Fronteriza en El Paso y los investigadores en el Departamento de Seguridad Interna se enteraron del tiroteo dos semanas después, por el relato de un agente en Arizona.
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David Ham, un agente retirado de la Patrulla Fronteriza, viajó a la zona para observar de primera mano la escena, mientras se intensificaba la polémica nacional por el caso.
"La gente está eligiendo a las personas menos idóneas para ser héroes", consideró.
Ham encabeza una asociación de agentes retirados en El Paso. Hace unos meses, un funcionario de la Patrulla Fronteriza habló del caso ante el grupo. Ham y otros colegas retirados se han negado desde entonces a participar en protestas y conferencias de prensa para defender a los agentes convictos.
Howard Campbell, antropólogo cultural de la Universidad de Texas en El Paso, dijo que el público se ha creado una imagen casi mitológica de la frontera, simplificando la realidad de la región a un estereotipo en un marco de "inseguridad y ansiedad". Ello, señala, explicaría el apoyo manifestado a los agentes.
"Es el bien contra el mal", dijo. "Ellos piensan que éste es un caso emblemático de la frontera saliéndose de control y tomada por los narcotraficantes... y que Estados Unidos es invadido".
En cambio, la abogada de Ramos consideró que el caso representa la contradicción entre "la realidad en la margen del río y la burocracia de la regulación".
Los agentes "están ahí en situaciones de vida o muerte, y cuando algo ocurre, ¿simplemente los mandamos al diablo?... No me parece correcto", dijo Mary Stillinger, quien espera que el caso lleve al Congreso a replantearse el estatuto de uso de armas durante un delito violento, para eximir a los agentes.
Los sentenciados apelarían, y la esposa de Ramos se reunió recientemente con legisladores que habían pedido una audiencia. Las peticiones de una exoneración presidencial se han intensificado tras los reportes de que Ramos fue golpeado en la prisión, por reos que se enteraron de que fue agente.
El traficante, quien sufrió la ruptura de la uretra por un disparo, recibió inmunidad a cambio de su testimonio. Ha presentado una demanda para que la Patrulla Fronteriza lo indemnice con 5 millones de dólares.
Pero la fiscal Kanof consideró que al final se hizo justicia.
"No vamos a desechar la Constitución", dijo en sus argumentos de cierre. "No vamos a tirarla a la basura porque Osvaldo transportaba marihuana ese día. Porque si lo hacemos, no tendremos expectativas de vivir en una sociedad libre".