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Almacén militar es evidencia lucha antinarco en México

AP
Jueves, 07 de Mayo de 2009

Decomiso de armas por la SEDENA. Foto: PI/Fernando CASTILLO       ver galería

MEXICO, D.F. Dentro del principal campo militar de la ciudad de México, un almacén guarda celosamente la evidencia de la lucha contra el narcotráfico: miles de armas incautadas, incluyendo pistolas y fusiles con partes labradas.

Es el almacén general de la Dirección General de Materiales de Guerra del ejército, un pequeño búnker con acceso restringido incluso para personal militar, donde termina la mayoría del armamento incautado por las autoridades y que hoy alberga 88.537 armas de fuego: desde pistolas calibre .38 hasta un lanzacohete LAW calibre 66 mm, el equipo de mayor poder decomisado hasta el momento.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dio recientemente acceso a The Associated Press a ese almacén, el principal de las fuerzas armadas en el país y donde las armas decomisadas son resguardadas y posteriormente destruidas.

El tamaño del arsenal es un testimonio de la dificultad para rastrear las armas hacia los grupos específicos que traficaron las armas hacia México. Además, es tanta la seguridad alrededor del almacén, que incluso los investigadores tienen problemas para tener el acceso que necesitan.

Cinco anillos de seguridad, que inician con el mismo perímetro exterior del campo militar, rodean el almacén.

Una vez frente a la bodega, dos policías militares resguardan la entrada y al menos cinco soldados más permanecen en una recepción, la zona previa para ingresar formalmente a la bóveda, donde unos 10 elementos castrenses más limpian y catalogan las armas que permanecen acomodadas en estructuras de metal que se alzan casi hasta techo según su calibre y tipo.

El día de la visita, el único olor que sobresale es el café que los militares han preparado para los visitantes inusuales, mientras a lo lejos retumba el choque del metal cuando los soldados revisan y clasifican el armamento.

La seguridad, reforzada con cámaras de circuito cerrada y detectores de movimiento, convierte a la bodega prácticamente impenetrable, aseguró el general brigadier Antonio Erasto Monsiváis, comandante del 1er. Batallón de Materiales de Guerra y responsable del almacén.

En total, el ejército tiene actualmente bajo su resguardo 305.424 armas incautadas, distribuidas tanto en el almacén de la capital, como en otras bodegas de sus 12 regiones militares. Una parte de esas armas son utilizadas por el crimen organizado en México, donde la violencia de los carteles de las drogas ha dejado más de 10.750 muertos desde que el gobierno lanzó en diciembre de 2006 una ofensiva en su contra.

Cada pistola y fusil, además de mostrar la lucha contra el crimen organizado, es una pista sobre cómo los carteles obtienen sus armas e incluso quiénes se las venden.

Estados Unidos ha reconocido que muchos de los fusiles, pistolas y municiones utilizadas por los carteles vienen de su territorio. A diferencia de lo que ocurre en muchos estados fronterizos del vecino país del norte, las leyes mexicanas para obtener armas son estrictas.

Autoridades mexicanas ya ha entregado información a Estados Unidos para rastrear 12.073 armas incautadas en 2008 y relacionadas con algún crimen.

Sin embargo, la oficina estadounidense para el control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF por sus siglas en inglés) está sujeta a la calidad y cantidad de información suministrada por las policías locales en México.

El vocero de la ATF, Thomas Mangan, dijo que incluso podría darse el caso que alguna autoridad municipal "ni siquiera sepa nada sobre el rastreo de armas".

El mecanismo de rastreo inicia cuando un policía mexicano proporciona una descripción, el número de serie y marcas distintivas de un arma. Luego, el armamento es entregado al ejército para que lo resguarde en sus bodegas, incluida la de la ciudad de México.

Cuando investigadores estadounidenses necesitan detalles adicionales, como ocurre con frecuencia, se hace una petición al policía que tomó los datos, quien a su vez debe buscar acceso a esa arma que estará ya en alguna de las bodegas militares.

El general Monsiváis comentó que las autoridades mexicanas requieren una autorización cada que necesitan datos sobre algún arma. Una vez ahí, incluso, el investigador no puede traspasar la reja de metal que separa la recepción y los estantes: debe esperar a que un militar le traiga el arma específica.

Para J. Dewey Webb, agente especial a cargo de la división en Houston de la ATF, la seguridad, las diferencias de lenguaje y la burocracia se mezclan en un proceso lento y laborioso.

"El ejército hace un muy buen trabajo cuando las armas quedan bajo su custodia", dijo Webb a la AP. Sin embargo, añadió que "debido al sistema en México, es muy difícil para nosotros entrar".

Webb refirió que tras recientes pláticas entre ambos países se ha facilitado el acceso, aunque destacó otros problemas.

Dijo que se cometen muchos errores debido a la dificultad de traducir términos técnicos sobre armas.

Una versión en español de eTrace, la base de datos utilizada para ingresar la información que permite el rastreo, estará disponible en 2010.

Cerca de un tercio de las armas que se pidió rastrear en 2007 fueron vendidas en tiendas estadounidense.

Las armas incautadas permanecen resguardadas, mientras las autoridades civiles tienen abiertos procesos penales por hechos delictivos en los que hayan sido utilizadas, dijo el general Monsiváis.

Muchas de ellas han estado ahí por años, una indicación de la lentitud con la que llegan a avanzar las investigaciones.

De hecho, información de la ATF señala que el tiempo promedio desde que la venta de un arma y su incautación por estar vinculada a un crimen es de 14 años. Entre más tiempo ha estado un fusil o una pistola en la calle, se vuelve más difícil determinar su relación con un hecho delictivo.

Una vez que se concluyen los procesos civiles, casi la totalidad de las armas son destruidas.

El general Monsiváis refirió que el 95% de las armas son destruidas. Del 5% restante, algunas de las armas de alto poder _como los fusiles Barret o ametralladoras M60_ son utilizadas por el ejército para el adiestramiento de las fuerzas militares; otras más se envían a museos militares y civiles por tratarse de pistolas o fusiles con figuras labradas en madera o incrustaciones de joyas que les adjudican valor histórico.

México ha señalado que las armas más utilizadas _e incautadas_ por los carteles son los fusiles semiautomáticos AR-15 y AK-47, aunque que en los últimos años han encontrado armamento que sólo era común ver entre los ejércitos como fusiles barrett calibre .50 capaces de penetrar blindaje, lanzagranadas calibre 40 mm. y lanzacohetes de 66 mm.

El general Monsiváis dijo que han encontrado que dos armas en particular suelen ser modificadas para incrementar su capacidad de fuego y potencia: los fusiles AR-15, fabricados para utilizar cartuchos calibre 0.223, son modificados para incrementar el calibre a .50 (similar al de los Barret); y los fusiles AK-47 son adecuados de semiautomático a automáticos, es decir, para poder disparar ráfagas al jalar una sola vez el calibre.

Comentó que de cada 1.000 fusiles AR-15 incautados, entre dos y tres han sido modificados; mientras que de cada 100 Ak-47, entre 20 y 30 sufrieron modificaciones.

"En mi experiencia no había visto un fusil AR-15 modificado. Es algo novedoso y sí es hasta cierto punto preocupante que puedan ya utilizar y tener ese tipo de armas", dijo.

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