Aumenta la seguridad en México, aunque imperceptiblemente
AP
Domingo, 07 de Febrero de 2010
El Gobierno de los Estados Unidos de Norteamerica entrego 5 helicópteros para combate al narcotrafico. Foto: PI/Antonio NAVA
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MEXICO, D.F. Cadáveres decapitados abandonados en las calles como si se tratara de basura, tiroteos y ataques frecuentes a la Policía en la guerra del narcotráfico en México han opacado un hecho importante: existen menos probabilidades hoy de que las personas tengan una muerte violenta que hace una década, debido a un descenso en la tasa de homicidios en el país.
Esa baja significa también que tanto turistas como residentes quizás vivan en un entorno más seguro, aunque muchos no lo crean.
La tasa de homicidios en la Ciudad de México iguala en la actualidad a la de la ciudad estadounidense de Los Angeles y es menos de un tercio que la registrada en Washington DC.
A pesar de la estadística positiva, numerosos estadounidenses están temerosos de visitar México.
La violencia vinculada a las drogas y el brote de la gripe porcina contribuyeron en 2009 a que bajara 12,5% el número de estadounidenses que viajaron por aire a México, según el Departamento de Comercio de Estados Unidos.
La contracción en el número de viajeros supone un golpe al turismo, la tercera mayor fuente de divisas de México.
México, Colombia y Haití son los únicos países en el continente sobre los que pesa un aviso en el que el gobierno norteamericano advierte a los estadounidenses sobre la violencia, aun cuando otras naciones de América Latina registran tasas de homicidio más altas.
"Lo que escuchamos es ¡oh, la guerra del narcotráfico! Los muertos en las calles y una policía desatinada", dijo el turista Tobias Schluter, mientras tomaba una cerveza en un establecimiento detrás de la catedral, que data del siglo XVI, en la Ciuda de México. Schluter, de 34 años, es ingeniero civil y llegó de Berlín.
"A pesar de todo, no hemos visto esa guerra, ni hemos escuchado disparos ni nada", apuntó.
La tasa de homicidios en México registra una tendencia descendente desde 1997, dijo el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
La cifra bajó de 17 muertos por cada 100.000 personas en 1997 en México a 14 por cada 100.000 en 2009, agregó.
La tasa de homicidios alcanzó su menor nivel de 10 muertos por cada 100.000 personas en 2007, según cifras del gobierno compiladas por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI), que es independiente.
En contraste, Venezuela, Honduras, El Salvador y Guatemala tienen tasas de homicidios de entre 40 y 60 muertos por cada 100.000 personas, según estadísticas oficiales recientes.
Colombia está poco más atrás, con una incidencia de 33 muertos. Brasil tiene 24 y Washington DC tuvo más de 30 en 2008.
La Ciudad de México registró una tasa de casi nueve muertos por cada 100.000 personas en 2008, en comparación con los más de 30 el mismo año en Washington DC.
"En cuanto a la seguridad, somos como esas mujeres que no están pasadas de peso pero que se miran gordas al espejo", expresó el director del ICESI, Luis de la Barreda. "Somos un país con inseguridad, pero creemos que es mayor a lo que es en realidad", agregó.
Desde que el presidente Felipe Calderón intensificó la guerra contra los cárteles de las drogas, con un masivo despliegue de soldados en 2006, la violencia vinculada al narcotráfico ha convertido algunas regiones en México en zonas casi de guerra, como la costa del Pacífico y la frontera con Estados Unidos.
La intensificación de la violencia convirtió a Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas, en una de las localidades más peligrosas del mundo.
"La violencia, homicidios, así como asesinatos crueles e inhumanos que llenan las páginas de la prensa, nos hacen creer que aumentó la violencia desde que comenzó la guerra contra el narcotráfico", expresó el obispo Miguel Alba Díaz, quien es de La Paz, una ciudad turística ubicada en el extremo de la península de Baja California.
La violencia causa más conmoción en México que en otras partes en América Latina debido a que los poderosos cárteles recurren a extremos para intimidar al gobierno y a la competencia rival.
En sólo una semana en diciembre, las cabezas de seis agentes fueron tiradas en una plaza pública, el jefe narcotraficante Arturo Beltrán Leyva murió en un tiroteo con militares que duró dos horas en un lujoso complejo de apartamentos en una ciudad vacacional cercana a la ciudad de México y pistoleros asesinaron a la familia de un marino muerto en ese enfrentamiento.
El año nuevo fue incluso más tétrico. Hace tres semanas, los delincuentes desollaron la piel de la cara de una víctima y la cocieron a un balón de fútbol. Días después, los restos mutilados de un ex agente, de 41 años, fueron encontrados en dos hieleras.
Las autoridades afirman que una vasta mayoría de las víctimas tenía vínculos con el narcotráfico, aunque peatones y niños han perecido al quedar atrapados en el fuego cruzado.
México tiene los mismos problemas que otros países latinoamericanos con tasas de homicidios más altas: una policía corrupta, pandillas violentas y pobreza.
Los expertos atribuyen la baja en el número de homicidios a un aumento de la violencia vinculada con el narcotráfico porque ésta redujo las disputas por tierras.