Día del niño en la Central de Abastos, la luz para los menores trabajadores
Gloria Marvic García/PI
Domingo, 29 de Abril de 2007
El Centro de Apoyo al Menor Trabajador de la Central de Abastos, un lugar para el juego y la educación para niños. Foto PI/Karel DEL ANGEL
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México D.F., 29 de abril. A varias horas de que amanezca, cuando los citadinos aún continúan en sueños, la Central de Abastos de la Ciudad de México, ya se ha despertado con un trajín de cajas de frutas y verduras, los silbidos de los cargadores y el café de la mañana.
En medio de todo el movimiento, se puede ver a uno que otro niño que lleva la carga de algún comerciante en su "diablo", se encuentra con alguno de sus compañeros, bromea algo en su lengua indígena y sigue su jornada, la cual se hace más difícil por la competencia entre ellos y los adultos, entre los que se encuentran familiares, amigos o conocidos que también emigran de sus comunidades en busca de trabajo y mejores oportunidades.
Como un espacio para ellos, y ante la imposibilidad de frenar el auto - empleo de menores en el servicio de carga, surgió el Centro de Apoyo al menor trabajador de la Central de Abastos, espacio de alfabetización, regularización, de salud y deportivo. Un espacio para el juego y la convivencia.
La casa, ubicada cerca del área de pescados y mariscos, sobresale del resto de los locales del gran complejo de comercio por el ambiente tranquilo en que conviven los menores. En un medio día de sábado los encontramos jugando ajedrez, viendo la televisión o en un feliz encuentro de fútbol. En uno de los rincones hay una pequeña biblioteca donde se lee la frase: "no te aburr-as, mejor lee".
"La iniciativa surgió hace quince años, en el gobierno de Camacho Solís, para dos años más tarde convertirse en tarea de la Asistencia Privada, aunque continúa trabajando con colaboración del gobierno federal y capitalino, puesto que funciona bajo financiamiento a proyectos, es decir, no cuenta con recursos propios", explicó al respecto el actual director de la casa José Luis Gutiérrez, quien conoce perfectamente al ambiente de trabajo al haber sido también un niño trabajador.
"Los niños son indígenas, analfabetas, de escasos recursos, provienen de rancherías y zonas marginadas principalmente de estados como Michoacán, Oaxaca, Estado de México y Querétaro. Y llegan a la Central de Abastos porque antes de ella era en la Merced, no es nuevo, son generaciones completas y una red que durante años ha trabajado en esta actividad", "En los catorce años que tenemos en la institución hemos visto a lo más cuatro o cinco niños que llegan solos, o sea, sin familiares o conocidos" añade.
En este sentido, El Centro de Apoyo al Menor Trabajador, se ha inmiscuido en la vida de los menores a tal grado que no puedan desprenderse incluso de aquellos que ya sobrepasan la mayoría de edad, a los cuales repentinamente les llega la convicción de estudiar y buscar otros horizontes fuera de la Central de Abastos.
E incluso, llegan a fungir como "embajadores" ante los estados de donde provienen los menores para ayudarlos a tramitar sus papeles y que puedan concluir sus trámites en escuelas. "Generalmente no tienen actas de nacimiento y no han asistido a instituciones de salud, pero contribuimos a resolver esta problemática que no se origina en el Distrito Federal pero sí es acarreada hacia acá".
Problemática que implica incluso el del propio trabajo infantil. "Nosotros lo pensamos de tres formas es cultural, y por necesidad económica, si el niño no trabaja no come", responde al momento José Luis Gutiérrez, apoyado por la abogada de la institución María Elena, quien resalta la imposibilidad de que un "decreto" pueda en realidad terminar con esta problemática.
"Se deben dar instrumentos que realmente den efecto a estas leyes. De hecho, se supone que la Secretaría del Trabajo debiera tener inspectores que verificaran, pero este es un fenómeno de autoempleo, y en este caso, no hay patrón al cual responsabilizar. Aquí es responsable el desempleo y las políticas públicas que no alcanzan a este sector", sentencia.
Finalmente, y ante la experiencia acumulada en este centro de atención, los directivos piensan en compartir la experiencia con otros países que sufren problemáticas similares en donde no sólo se busca alfabetizar, sino también rescatar esa parte de su infancia que es el juego "necesario en el desarrollo de cualquier humano, que recupere esa parte de su infancia, de ser niños, la convivencia con otros de su edad", dice sonriente José Luis, a unas horas de realizar, como todos los años, la tradicional celebración del día del niño.