Jóvenes protestan colgados de aros insertados en la piel

EFE
Miercoles, 13 de Diciembre de 2006

Los jóvenes protestan por las discriminación a tatuados de la búsqueda de empleo. Foto PI/Héctor GARCÍA

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México, 13 de diciembre.- Un grupo de jóvenes mexicanos se colgó hoy de sus anillos insertados en la piel en protesta contra de la discriminación y rechazo que supuestamente existe en la sociedad hacia las personas con tatuajes y perforaciones.

Decenas de jóvenes, quienes mostraron sus cuerpos adornados con tatuajes y accesorios para insertarse en el cuerpo, o "piercing", se manifestaron hoy en el centro de Ciudad de México para exigir a las autoridades un alto a la violación de los derechos humanos

"En México, una persona tatuada es víctima de todo tipo de actos discriminatorios, es fácil ser el blanco de la policía, tan sólo por su aspecto, los empleos están cerrados para ellos, e incluso el contar con servicios de salud", dijo a Efe Dante Salomo, uno de los organizadores de la manifestación.

Salomo explicó que esta manifestación pública es parte de una campaña que comenzó desde abril pasado en la capital mexicana y en los estados centrales de México e Hidalgo, con la recolecta de 2.700 firmas y testimonios en contra de la discriminación.

Comentó que presentarán sus quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Desde 2004, una reforma legal estableció que los mexicanos que deseen tatuarse o hacerse alguna perforación en el cuerpo ("piercing") tendrán que haber cumplido los 18 años, y los menores deberán conseguir un permiso paterno para ello.

Esta medida se aprobó con el propósito de frenar la propagación de enfermedades transmisibles por medio de perforaciones en la piel y controlar más a los establecimientos que se dedican a estas prácticas.

Encuestas oficiales indican que en México se practican semanalmente unas 7.000 tatuajes y "piercing" y, según datos de 2001, cerca de 150.000 personas se dedican a estas prácticas, aunque el 85 por ciento trabaja de forma ilegal.