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La mala nutrición afecta el aprendizaje

Prensa Internacional
Domingo, 13 de Abril de 2008

De acuerdo con Díaz Miranda, incluso los animales con carencias alimenticias registran retraso. Foto:PI/Francisco GOMEZ       ver galería

MEXICO, D.F. La investigadora del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sofía Yolanda Díaz Miranda, descubrió que la mala nutrición afecta a la estructura cerebral conocida como Hipocampo, primer eslabón en el proceso de aprendizaje y de la memoria.

De acuerdo con información difundida por la UNAM, Díaz Miranda explicó que la desnutrición es la carencia de cantidades necesarias de proteínas, vitaminas, carbohidratos, grasas y sales, para el crecimiento y mantenimiento del organismo, las cuales están relacionadas con el desarrollo de la inteligencia.

La investigadora indicó que cuando un infante obtuvo bajas cantidades de nutrientes durante la lactancia, y tampoco es rehabilitado antes de los cinco años, los efectos cerebrales que se presentarán posteriormente son irreversibles: habrá subdesarrollo en la capacidad intelectual y será mayormente propenso a las enfermedades.

“En las escuelas no se ha considerado que los infantes desnutridos inician su ritmo circadiano después de las 12 horas, no a las 7 u 8 de la mañana, y que su atención está retardada”, dijo.

Luego de referir que, según datos del Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Ayuda a la Infancia (UNICEF), la desnutrición está relacionada con la muerte de 13 millones de niños al año; la especialista en neurobiología señaló que la mala nutrición durante los periodos de gestación y lactancia pueden tener consecuencias negativas a lo largo de toda la vida de un ser humano.

De acuerdo con Díaz Miranda, incluso los animales con carencias alimenticias registran retraso en el desarrollo encefálico y en la integración de las conexiones nerviosas. Si la mala nutrición se prolonga, los animales sobreviven pero no tienen un buen desempeño cognitivo y no poseen una calidad adecuada de progreso intelectual.

La doctora por la Facultad de Ciencias de la UNAM y ex investigadora en la Worcester Foundation for Experimental Biology de Boston, Estados Unidos, explicó que en los modelos experimentales de malnutrición, se les proporciona a los animales solo un 6 por ciento de caseína, la principal proteína de la leche materna, cuando la alimentación de los roedores debe ser del 23 por ciento. Dicha carencia provoca que sean hasta 50 ó 60 por ciento más pequeños que las ratas bien alimentadas.

El efecto de la falta de nutrientes en roedores se refleja también a nivel neuronal, sobre todo en el sistema límbico, donde se encuentra el Hipocampo, principal relevo neuronal para la adquisición y consolidación de la memoria.

Dicha insuficiencia, según las observaciones de la científica y su equipo, se produce una reducción en el volumen de las llamadas fibras musgosas, densidad de espinas, contactos sinápticos y cambios correlacionados con el decremento en el aprendizaje espacial.

"La disminución del volumen del hipocampo en el animal crónico mal nutrido no implica que no aprenda o no adquiera información; sí lo hace, pero su memoria no se consolida", explicó.

Los universitarios se han percatado que la peor de las situaciones es contar con los nutrientes necesarios antes de nacer, y luego registrar carencias en la lactancia, porque propicia que el organismo se desestabilice. Por el contrario, si hay crías mal alimentadas en la gestación, pero rehabilitadas al nacimiento, se tiene oportunidad de recuperación.

La académica señaló que una parte de su investigación busca los patrones neuronales adaptativos con los que el cerebro encara la malnutrición.

“Ahí se ha observado que el sistema cerebral es plástico y cómo es capaz de adaptarse a la falta de nutrientes en el largo plazo”, finalizó.

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