Narcotraficantes mexicanos amagan a inteligencia gubernamental
Mark Stevenson/AP
Martes, 18 de Septiembre de 2007
| "Seguramente" el propósito de la acción era "cobrar venganza, y tener información de ellos", dijo González. Foto:AP
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Mexico. 18 de septiembre. Un reciente ataque fatal contra agentes de la inteligencia federal en el norte de México fue un intento frustrado de secuestro montado por una banda de narcotraficantes con una capacidad cada vez más avanzada de contrainteligencia, afirmó un gobernador estatal.
Natividad González, gobernador del estado norteño de Nuevo León, dijo el lunes que autoridades federales de inteligencia fueron advertidas de que presuntos miembros de la organización narcotraficante mexicana Cartel del Golfo querían secuestrar a "dos o tres agentes" antes de que ocurriera el ataque del martes pasado en la capital estatal de Monterrey. El subsiguiente enfrentamiento a tiros dejó dos agentes muertos y otros dos heridos.
La policía federal capturó en relación con el tiroteo a una docena de miembros de la familia Pedraza sospechosos de trabajar para el cartel.
En el pasado ha habido ataques fatales contra agentes de inteligencia, pero la agresión del martes mostró que los narcotraficantes no solamente conocían la identidad de los policías, sino que también deseaban capturar vivos a los agentes que portaban armas de grueso calibre, señaló González.
"Seguramente" el propósito de la acción era "cobrar venganza, y tener información de ellos", dijo González.
Ningún agente fue secuestrado en el ataque.
La banda, mencionada como "La Dinastía Pedraza" por periódicos mexicanos, pudo haber conocido la identidad de los agentes mediante el pago de sobornos a policía locales, consideró el gobernador neolonés.
Aseguró que en el curso del año hasta 500 de los 8.000 policías del estado fueron detenidos por aceptar sobornos de narcotraficantes o dejaron el cargo cuando recibieron la orden de someterse a exámenes antidrogas.
"El grado de la contaminación (corrupción) que se dio en los últimos dos años fue humillante", dijo González. También señaló que "hubo cierto abandono en el esfuerzo contra la delincuencia organizada a nivel internacional y en los Estados Unidos" ante el aumento registrado en la violencia atribuida a los narcotraficantes.
En otras declaraciones, el titular de la Procuraduría General de la República Eduardo Medina Mora también dijo que Estados Unidos debería realizar un esfuerzo mayor para detener el flujo de armas que atiza la violencia de los narcotraficantes.
"Estados Unidos tiene una ley permisiva sobre la posesión de armas", consideró Medina Mora. "Uno se pregunta si es pertinente que un ciudadano adquiera legalmente un rifle de asalto ... pero lo que es impensable es que un ciudadano pueda acumular 30 o 50 rifles de asalto o granadas ... y dar a esos (grupos de narcotraficantes) mexicanos un tremendo poder de fuego".
Medina Mora afirmó que México estaba realizando la parte de su trabajo al señalar que la policía ha estado en varias ocasiones cerca de capturar al capo Joaquín "El chapo" Guzmán. Añadió que los asesinatos tipo ejecución atribuidos a los narcotraficantes han bajado significativamente de la cifra máxima mensual de 319 contabilizada en marzo a 195 en agosto.
"El número de ejecuciones se ha reducido de manera dramática en los últimos meses .... las organizaciones criminales han inhibido su propia actuación extrema" en parte debido a las acciones de la policía y en parte a "que es demasiado costoso para ellos", afirmó Medina Mora.
Desde hace mucho tiempo los narcotraficantes mexicanos han sobornado o intimidado a policías para que permitan el paso de drogas, pero los ataques recientes contra agentes federales sugieren que ahora intentan desmontar el aparato de la inteligencia gubernamental.
En agosto, dos agentes federales que recababan información sobre narcotraficantes en el central Estado de México aparecieron muertos a golpes y tiros.
En mayo, José Nemesio, un funcionario prominente de inteligencia en la Procuraduría General de la República, fue muerto a tiros por desconocidos cuando conducía su vehículo para dirigirse al trabajo en la ciudad de México.