Normalidad regresa lentamente a Oaxaca

AP
Lunes, 04 de Diciembre de 2006

A pesar de la represión selectiva la "normalidad" regresa a las calles de Oaxaca. Foto:PI/Octavio NAVA

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Oaxaca, México. 4 de diciembre. Familias se pasean por calles adoquinadas, empleados municipales plantan flores de pascua en la plaza central y niños juegan entre la muchedumbre _ todas señales de que la vida normal está regresando a esta ciudad luego de seis meses de disturbios que dejaron al menas nueve muertos.

Pero aún cuando los maestros que iniciaron la rebelión regresaron a las aulas y los violentos choques entre la policía y los manifestantes izquierdistas se han apagado, muchos residentes dicen que el conflicto no se ha resuelto.

Líderes de la Asamblea del Pueblo de Oaxaca (APPO), el grupo que lideró las protestas en demanda de la renuncia del gobernador Ulises Ruiz, han prometido seguir su lucha y llamaron a una "megamarcha" el sábado.

Y algunos advierten que problemas persistentes como la pobreza, la injusticia y la opresión pudieran hacer resurgir la violencia en cualquier momento.

"Aún estamos en estado de sitio, sólo mire alrededor", dijo Ramón Ruiz, un retirado de 72 años sentado en un banco en la plaza central, rodeada de policías. "El gobernador tiene que irse, pero también tienen que arrestar a los líderes de la APPO. De otra manera, esto va a seguir".

El conflicto se inició a finales de mayo como una huelga de maestros en demanda de mejoras salariales, pero rápidamente estalló en un movimiento más vasto que incluyó a grupos indígenas, estudiantes, campesinos y una amalgama de activistas de izquierda, todos organizados bajo la APPO. Los maestros más tarde aceptaron aumentos de sueldo y regresaron a sus labores, pero la APPO ocupó la plaza central y colocó barricadas en las calles, para exigir la renuncia de Ruiz.

Miles de agentes federales armados con cañones de agua y gas lacrimógeno sacaron a los manifestantes del centro citadino en octubre, pero la protesta se reorganizó en la Universidad Autónoma Benito Juárez, desde donde transmitieron mensajes por la radio universitaria.

El conflicto mantuvo a residentes y turistas fuera del centro de la ciudad y obligó a casi todos los negocios y restaurantes a cerrar sus puertas.

La violencia pareció extremarse la semana pasada, cuando manifestantes incendiaron edificios de la era colonial, haciendo que la policía arrestase a más de 170 de ellos. Los detenidos fueron transferidos a un penal federal en el estado de Nayarit, y muchos líderes de la APPO se escondieron luego que las autoridades emitiesen órdenes de arresto.