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Tras año electoral, viene hora de la verdad en Latam

AP
Viernes, 15 de Diciembre de 2006

Las expectativas no parecen muy alentadoras pese a las promesas de erradicar la pobreza y reducir las desigualdades. Foto PI/Octavio NAVA       ver galería

Mexico. 15 de diciembre. ¿Cuáles son las expectativas para América Latina sin una mayor renovación del liderazgo político? ¿Se ha convertido en una región dividida entre izquierda y derecha que se encuentra ante el dilema de petróleo a precios preferenciales o acuerdos de libre comercio?

El fin de la Guerra Fría y el establecimiento de un nuevo panorama mundial en el que el libre mercado sepultó las ideologías políticas parecen llevar a un solo camino: el pragmatismo, según los expertos.

Ese es el escenario aparente de una región que nunca ha logrado estar cohesionada en torno a un objetivo o interés común y que se refleja en el estancamiento o poco avance de los diferentes bloques, pese al discurso integracionista de sus gobernantes.

América Latina entró al siglo XXI con políticas económicas que giran alrededor de la globalización del comercio, con graves problemas sociales sin visos de solución y sin la renovación masiva del liderazgo político, lo que se reflejó incluso en la reelección de dos ex mandatarios que fueron protagonistas de gobiernos desastrosos.

En los últimos 13 meses se realizaron 10 elecciones presidenciales en la región y en seis de ellas ganaron quienes ya estaban en el poder o alguna vez lo estuvieron: Luiz Inacio Lula da Silva, en Brasil; Alan García, en Perú; Oscar Arias, en Costa Rica; Hugo Chávez, en Venezuela; Alvaro Uribe, en Colombia, y Daniel Ortega, en Nicaragua.

"No hay de parte de la población el entusiasmo con la democracia que hubo hace algunos años con la esperanza de grandes transformaciones", dijo a la AP Virgilio Arraez del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia.

"Hubo cambios económicos, pero no grandes transformaciones... las personas que votan por lo ya conocido parecen no querer decepcionarse de nuevo".

Para Michael Shifter, subdirector del centro de investigación Diálogo Interamericano en Washington, la continuación de algunas políticas podría verse como un factor de estabilidad, "pero en algunos países, incluyendo Perú y México, no será suficiente debido a los altos niveles de frustración y descontento".

Afirmó que la cautela es admirable, pero ante las circunstancias actuales "sería sabio arriesgarse y tratar de superar la resistencia a las reformas sociales necesarias".

Para algunos, el continente está dividido entre la izquierda y la derecha. La primera, abanderada por Chávez que se ve a sí mismo como el sucesor del líder cubano Fidel Castro y quiere extender su revolución bolivariana a Latinoamérica, y la segunda, que sigue la política conservadora y de mano dura del presidente estadounidense George W. Bush.

"Yo veo más populismo que gobiernos de izquierda... a pesar de su lenguaje incendiario, el gobierno de Chávez ni se aproxima a la redistribución hecha en Europa por gobiernos socialdemócratas", expresó Arraes.

Derecha e izquierda son para Shifter "construcciones artificiales... que pertenecen a la Guerra Fría y no iluminan mucho sobre las actuales realidades políticas de la región". Incluso señaló que hay diferencias entre los llamados izquierdistas en sus posiciones sobre inversiones extranjeras, relaciones con Estados Unidos, contenidos de las políticas sociales y compromiso con las prácticas democráticas.

En algunas campañas del 2006, los bandos enfrentados se empeñaron en presentar las elecciones como una batalla entre Bush y Chávez, donde los votantes debían escoger entre gobernantes que buscaran petróleo a precios preferenciales o tratados de libre comercio.

Arraes opinó que la diplomacia venezolana es más activa, "comprando títulos de la deuda argentina, dando petróleo a Centroamérica y gas barato en Estados Unidos", mientras que Washington está más volcado hacia el terrorismo y Asia. "Latinoamérica no le presenta problemas... y ahí la diplomacia venezolana llena ese vacío".

Chávez ha tenido algún éxito con los acuerdos petroleros, pero para Shifter hay poca evidencia de que los otros gobiernos lo vean como un líder regional.

"Son pragmáticos, están interesados en lo que Chávez les puede ofrecer, pero también quieren tratar con Estados Unidos y buscar acuerdos de libre comercio", afirmó.

Aunque el panorama electoral prácticamente ya está despejado, las expectativas no parecen muy alentadoras pese a las promesas de erradicar la pobreza y reducir las desigualdades.

"La región continuará viendo turbulencia política que alimentará un circulo vicioso que desalentará la inversión extranjera e impedirá el crecimiento económico que es esencial para una formidable agenda social", señaló Shifter.

Los elegidos durante el año que culmina deberán demostrar en el 2007 que son capaces de cumplir las ofertas con que conquistaron a masas empobrecidas y necesitadas ya que el calor de las campañas se enfría pronto, con excepción de Argentina y Guatemala donde se escogerán nuevos mandatarios.

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