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Aumentan lesiones entre jornaleros hispanos de la construcción

AP
Jueves, 22 de Febrero de 2007

Hasta la fecha, Israel Machic tiene dificultades para mantenerse de pie por más de media hora. Foto:AP       ver galería

Phoenix, Arizona, EE.UU. 22 de febrero. Hasta la fecha, Israel Machic tiene dificultades para mantenerse de pie por más de media hora.

El oriundo de Guatemala de 36 años se ganaba la vida como instalador de techos en la zona metropolitana de Phoenix y le iba bien hasta que se cayó del techo de una casa hace dos años mientras se apresuraba a terminar un trabajo.

Habría sido inútil quejarse, dijo Machic, quien pronto planea regresar a Guatemala con su esposa e hijos.

"A las compañías de construcción no les interesa", dijo. "No recomiendan que los trabajadores se tomen su tiempo para hacer una cosa y luego otra".

Aunque la industria de la construcción en el estado ha impulsado parte del crecimiento más veloz en la nación, también ha provocado la muerte o lesiones a trabajadores hispanos como Machic a una tasa mayor a la del total de su fuerza de trabajo.

Si bien los constructores intentan frenar el problema, las soluciones no se dan tan fácilmente en ambos lados de la barrera cultural e idiomática.

The Arizona Republic, diario del área metropolitana de Phoenix, realizó un análisis sobre la situación en el estado y halló que entre los años 2003 y 2005, el número de hispanos lesionados en todos las ocupaciones se elevó de 5.510 a 8.760, un aumento del 59%.

En ese mismo período, las muertes de hispanos en la totalidad de la fuerza laboral aumentaron a más del doble, de 17 a 36.

En la industria de la construcción ocurrieron más de una cuarta parte de todas las lesiones en el 2005, más que en cualquier otro sector.

La División de OSHA (siglas en inglés de la Agencia de Seguridad y Riesgos Ocupacionales) tiene apenas 24 plazas para inspectores de seguridad y salud para los cerca de 2,1 millones de trabajadores empleados por 130.000 compañías. En cualquier momento dado, cerca de tres cuartos de esos empleos están ocupados.

Como resultado, el número de investigaciones conducidas por la agencia cayó a 1.440 en el 2005 de 1.967 en el 2003.

No hay suficientes inspectores para "ir por ahí y realmente intentar monitorizar este tipo de actividades. Nosotros realmente cargamos con el peso de esta labor", expresó Charlie Thompson, funcionario financiero en jefe de L & R Guzman Corp. en Tempe.

La compañía se especializa en trabajos de carpintería estructural en hogares. Su fuerza laboral _un 80% hispana_ puede incrementarse hasta 1.200 en su división de carpintería estructural durante el verano. Eso equivale a una gran prima de seguro por compensación a trabajadores.

"Nuestro director de seguridad intenta trabajar muy estrechamente con quienquiera que sea el director de seguridad de la constructora para asegurarse que nuestro personal esté acatando las normas, pero hemos visto muchos ejemplos donde otros subcontratistas están haciendo negocios y no siguen las reglas al pie de la letra", expresó Thompson.

Otros trabajadores hispanos describieron a patrones que tenían políticas oficiales en materia de seguridad y comunicación pero que no implementaron protecciones en el sitio de trabajo.

Dijeron que repetidamente les informaron que podrían ser sustituidos en cualquier momento, especialmente si se quejaban. Narraron las historias sobre sus propias lesiones, pero no se dieron cuenta de que su compañía era responsable de pagar todas las cuentas de hospital.

Todos contaban cómo fueron mangoneados para trabajar más rápido mientras que el explosivo crecimiento y bonanza del sector de la construcción apabullaba a las constructoras. Es una preocupación expresada también por las compañías.

"En el valle, había veces en que las compañías constructoras intentaban edificar 60.000 viviendas por año con una fuente de fuerza laboral que podría construir cerca de 30.000", expresó Rick Lake, gerente distrital de Empire Communities, constructora con sede en California con proyectos en Arizona. "Todos simplemente intentaban apresurarse para construir viviendas, y creo que cuando se concentran tanto en eso, la capacitación (a sus trabajadores) es secundaria".

Expertos de la industria mantienen que la mayoría de las constructoras de Arizona están haciendo su máximo esfuerzo por proporcionar capacitación adecuada en seguridad, pero que son inevitables fallas en la comunicación, malos entendidos culturales y otras interrupciones en los procesos.

SCF Arizona, la aseguradora de primas compensatorias más grande del estado, ha visto trepar las demandas por lesiones para trabajadores en todas las industrias de 56.000 en el 2005 a 65.000 en el 2006, en gran medida debido al incremento de población y al salto en número de empleos donde las lesiones son comunes, expresó el vocero Rick DeGraw.

"Los hispanos probablemente tienen la tasa más alta de lesiones en más trabajos peligrosos que cualquier otro grupo étnico", añadió DeGraw. "Muchos de ellos están debutando en estos trabajos, y generalmente los trabajadores sin experiencia tienen tasas de lesiones más altas que aquellos con experiencia. Muchos de ellos reciben trabajos que otras personas no quieren, ya sea que tengan que cavar trincheras, arrastrarse bajo las casas o trepar escaleras realmente altas".

Más lesiones significan que las compañías acaban pagando tasas más altas para el fondo de compensaciones de los trabajadores y que pagan por los retrasos en los proyectos.

Las fatalidades en el lugar de trabajo en Estados Unidos disminuyeron entre el 2004 y el 2005, y el número de lesiones se mantuvo igual, según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos.

Hubo 1.186 muertes en el sector de la construcción, la mayor cantidad en cualquier industria y cerca de uno de cada cinco de cada fatalidad registrada.

El número de fatalidades entre trabajadores hispanos subió a 917, un nuevo récord.

El Departamento de Trabajo creó la Comisión Hispana de OSHA para abordar la creciente cifra de lesiones y fatalidades en la fuerza laboral hispana.

Un estudio dado a conocer el año pasado por la UCLA y la Universidad de Illinois en Chicago descubrió que uno de cada cinco trabajadores jornaleros hispanos reportó una lesión de trabajo y más de la mitad no recibió atención médica.

"Lo que es tan frustrante es que tantas de estas lesiones pudieron haber sido evitadas", expresó Nik Theodore, director del Centro para Desarrollo Urbano y Económico en la Universidad de Illinois.

El estudio recomendó mejores revisiones de seguridad, un mayor acceso a asesorías de abogados y estrategias para el desarrollo de la fuerza laboral que puedan ayudar a jornaleros a lograr una transición hacia mejores empleos.

En Arizona, cualquiera puede formular denuncias ante los investigadores estatales y puede cobrar compensación como trabajador sin importar su situación migratoria, pero algunos tienen tanto miedo de seguir esa vía por temor a ser despedidos o deportados.

Salvador Reza, coordinador de un centro de atención a jornaleros en Phoenix recuerda el día que una constructora dejó a un trabajador indocumentado en su oficina. El hombre tenía una seria lesión en la espalda pero se rehusó a ser llevado al hospital por su condición de ilegal.

Reza nunca lo volvió a ver.

"Las lesiones son una consecuencia de la economía subterránea donde, en vez de enfrentar el problema de inmigración, en vez de cambiar la ley para que sirva a las necesidades económicas, los envías más a la clandestinidad", expresó. "Quizá hayan llegado aquí de manera ilegal, pero el patrón que los contrató tiene una responsabilidad porque ellos ya trabajan para su compañía".

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